El proyecto independentista catalán: un proceso bien planeado
20/05/2014 · by Víctor A.
Maldonado · in Artículos CRÓNICA GLOBAL.
En un reciente artículo (“La independencia que viene de lejos”, El País 5/5/2014), Francesc de Carreras pone
de manifiesto que el actual “proceso de construcción nacional” comenzó por lo
menos desde 1980 durante el primer Gobierno de Jordi Pujol a través de una
inteligente obra de ingeniería social cuyo objetivo ha sido el de transformar
la mentalidad de la sociedad catalana con la finalidad de que sus ciudadanos se
convenzan de que forman parte de una nación cultural, con una identidad
colectiva muy distinta al resto de España, que sólo podrá sobrevivir como tal
nación si dispone de un Estado independiente.
Afirmación grave donde las haya,
pues de ser cierta, ello significaría una deslealtad profunda por parte del
nacionalismo catalán hacia el resto de partidos políticos y a la sociedad tanto
catalana como del resto de España en su conjunto durante el proceso de
discusión y negociación que condujo a la ratificación de la actual Constitución
española. Y me permito utilizar el término deslealtad porque, como negociador
que he sido en representación de la
UE en acuerdos internacionales, uno puede tener unos
objetivos confesados o escondidos, pero una vez llegas a un acuerdo (tras
obtener y realizar concesiones, como en cualquier negociación digna de tal
nombre) no puedes iniciar por tu cuenta un proceso que vaya en contra del
mismo. En este caso, lo que hay que hacer es cumplirlo lealmente.
Tengo que confesar que yo fui uno
más de los que creyó en la palabra dada por el nacionalismo catalán durante la
negociación de la
Constitución: acordar un punto intermedio entre el objetivo
final de todo (o casi todo) nacionalismo, es decir un Estado independiente, y
el centralismo del Estado heredado del franquismo. Es decir, renuncia explícita
a su objetivo final a cambio de un nivel suficiente de autogobierno que
representa la actual Comunidad Autónoma de Cataluña. Pero ya nada me extraña,
pues empiezo a creer que la única lealtad a la que se sienten obligados los
nacionalismos es a su idea de nación como ente superior por encima de los
ciudadanos que la componen.
Evidentemente, el relato dado por
el nacionalismo catalán es bien distinto, puesto que desde su punto de vista es
“España” la que ha roto el pacto constitucional y, por ello, no se sienten
ligados por el acuerdo alcanzado y pueden de una manera clara y determinada
encaminarse hacia el establecimiento de un Estado independiente.
Pero, claro, una cosa es
especular sobre si el actual “proceso soberanista” es consecuencia de una serie
de circunstancias sobrevenidas en el tiempo como sostiene el nacionalismo
catalán (es decir, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el nuevo
Estatut, la recentralización de las competencias autonómicas, el ataque a la
lengua y cultura catalanas, etc.) y otra encontrar las pruebas o los hechos que
pudieren demostrar fehacientemente que la situación actual es sólo parte de un
proceso planeado de antemano con el objetivo de llegar a un Estado
independiente donde el pacto constitucional sería solamente una etapa
intermedia en el camino. Y hay que reconocer que no es fácil, pero una de las
ventajas de un Estado democrático donde existe libertad de información es que
se pueden encontrar documentos del pasado consultando las hemerotecas.
Precisamente, con la inestimable ayuda de un amigo he tenido acceso a un
documento que fue publicado en octubre de 1990 en El Periódico de Catalunya
titulado “La estrategia de la recatalanización” . No tiene desperdicio. Solo
citaré algunos ejemplos, pues el análisis del texto daría para mucho más que el
presente artículo.
En su primer capítulo,
“Pensamiento”, aparecen cuestiones tales como que Cataluña (Països Catalans) es
una nación europea emergente y que la
Europa sin fronteras ha de ser una Europa que reconozca a las
naciones; que es necesario concienciar a nuestro pueblo de la necesidad de
tener más hijos para garantizar nuestra personalidad colectiva; que Cataluña es
una nación discriminada que no puede desarrollar libremente su potencial
cultural y económico, remarcando la incidencia negativa que esto tiene para el
conjunto del pueblo catalán y para cada uno de sus ciudadanos; que Cataluña es
un pueblo que camina en busca de su soberanía dentro del marco europeo; que una
mayor libertad para Cataluña comporta un mayor bienestar social de todos sus
ciudadanos y el sentimiento nacionalista y de liberación nacional han de ir
ligados a la promoción social de las personas y a su propia realización
individual y colectiva.
En el capítulo “Enseñanza”
aparecen elementos tales como que hay que impulsar el sentimiento nacional
catalán de los profesores, padres y estudiantes; exigir el correcto
conocimiento de la lengua, historia y geografía de Cataluña y de los Països
Catalans; la elaboración de un plan de formación del profesorado que tenga en
cuenta los intereses nacionales; la catalanización de los programas de
enseñanza; reorganizar el cuerpo de inspectores que vigilen el correcto cumplimiento
de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza y vigilar de cerca la
elección de este personal; incidir en las asociaciones de padres, aportando
gente y dirigentes que tengan criterios nacionalistas. En el capítulo
“Universidad e Investigación” se propone la potenciación de la Associació Catalana
del Professorat Universitari, así como las asociaciones de estudiantes
nacionalistas; potenciar a personalidades de ideología nacionalista en los
órganos rectores de las tres universidades catalanas.
En el capítulo “Medios de
comunicación” se establece como objetivo lograr que los medios de comunicación
públicos dependientes de la
Generalitat sigan siendo unos transmisores eficaces del
modelo nacional catalán; y como medios, incidir en la formación de los
periodistas y técnicos en comunicación para garantizar una preparación con
conciencia nacional catalana; introducir a gente nacionalista de una elevada
profesionalidad y una gran cualificación técnica en todos los lugares claves de
los medios de comunicación; la creación de una agencia de noticias catalana, de
espíritu nacionalista y de gran solvencia. También hay capítulos dedicados a
“Entidades culturales y de ocio”, “Mundo empresarial”, “Proyección exterior”,
“Infraestructuras” y “Administración”. Pero no les quiero cansar y dejo a las
personas interesadas una lectura detallada del documento.
A la vista de este documento, les
dejo a ustedes el determinar si tiene razón Francesc de Carreras. Para mí, no
hay duda de que así es. Al menos, hay que reconocer un mayor nivel de
honestidad por parte de ERC que desde el principio propugnó una Cataluña
independiente.
Víctor Andrés Maldonado
Recuperar educación, sanidad y orden público para el Estado. Detener a los sediciosos tras aplicar el artículo 155 de la CE.
Recuperar educación, sanidad y orden público para el Estado. Detener a los sediciosos tras aplicar el artículo 155 de la CE.