En algún momento de principios del siglo XX, se constituyó en los Estados Unidos una asociación en defensa de elecciones limpias. La organización estaba compuesta por asociaciones de ámbito regional, particulares y juristas, todos ellos preocupados por la malversación del proceso electoral norteamericano que desvirtuaba, en algunas ocasiones de manera peligrosa, el sistema electoral. Han trabajado denodadamente en las elcciones, en los juzgados y en la prensa; han crecido en poder e influencia pero no han podido detener el derrumbe del crédito de la democracia.
La falsificación llega a determinar exactamente el descrédito y desprestigio de la democracia norteamericana y mundial.
A la crítica sobre el sesgo, la financiación, el desinterés popular y la manipulación mediática, de medios a su vez controlados por ciertas empresas, que han sido las bases de las críticas a la democracia liberal de entreguerras viene a unirse el pucherazo puro y duro. "Politiqueros", voto por correo con mala cadena de custodia, compra de votos, urnas llenas, descontrol perfectamente controlado han llevado a que hoy podamos hablar de fraude en USA, Brasil, Francia y...España.
En nuestra etapa, en España, el nivel de desarrollo español, el control administrativo, las leyes garantistas, nada permite sospechar de un pucherazo electoral pero la sombra permanece.
No se realiza el conteo final unitario de la Junta Electoral Central si las juntas electorales no lo exigen. El aparataje informático no evita el sesgo a favor del partido mayoritario en cada circunscripción y, claro, el voto por correo sin rigurosa cadena de custodia.
La asociación Elecciones Transparentes se creó en España en 2019 resultado de la unión de organizaciones y personas disconformes con la gestion electoral de 2016. Han llegado a presentarse a las elecciones para poder personarse en los recursos, en las diferentes circunscripciones.
La seguridad en las elecciones está en peligro porque los "amos del mundo", los poderes fácticos y el deep state no pueden permitirse retrasos y parones ante la descomunal apuesta en la que están jugando.
Ni Trump, ni Bolsonaro, ni nadie puede poner en peligro los tiempos de su agenda globalista. Si algo puede salvar nuestro mundo será muy difícil que sean unas elecciones.
Esto no es más que un nuevo episodio de la guerra desatada en el NOM; la nueva normalidad post COVID.
