Existe una leyenda sobre la democracia que explica su existencia como terreno de confrontación y acuerdo pacífico de las clases sociales. Es falsa como el fair play democrático o la definición de Lincoln.
Pasemos por alto la dificultad que hay para definir una clase social o el hecho de que los aparatos de todos los partidos estén llenos de personas de todas las clases o de que en todas las clases abunde la gente desinteresada de la política e inconsciente del interés que ésta tiene para sus vidas.
En el pasado, la democracia escondía alternancia entre partidos que eran instrumentos de los poderosos; era posible hacer esfuerzos a plazo ya que existía cierta seguridad sobre la continuidad de las políticas transversales. Por encima de los partido existía una unión, un suelo de Rawls. Pero todo eso ha terminado según la previsión de quiebra sistémica conocida. El plazo ha quedado reducido a cuatro años y ahora la democracia es el mercado.
Un grupo de buscavidas se hace con el control de unas siglas históricas, y prestigiosas, y utiliza el dinero y el aparato para apalancarse en el poder; su objetivo también será idiotizar a la población por todos los medios: la educación, los canales de comunicación, el entretenimiento y las falsedades.
¿Es posible que no nos demos cuenta? La democracia más antigua, en el país más desarrollado y poderoso, está dando un espectáculo tal que podría hacer enrojecer a la Argentina peronista o a la Venezuela bolivariana. Los medios informáticos influyen en el conteo en todos los países, y en España se sospecha que fueron determinantes en las elecciones de 2019.
No existe intención alguna de gobernar para el pueblo sino para una élite autoelegida y al resto sólo nos queda esperar hasta dar paso al "hombre nuevo".
https://somniumdei.wordpress.com/2016/09/27/la-farsa-de-la-democracia/
https://laverdadofende.blog/2021/01/28/no-es-democracia-es-cleptocracia/
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