Ha muerto el mítico periodista que representa a la transición. Tiempos que no volverán, cuando había periodismo de verdad.
Ésta es la necrológica de El País.
Ha muerto el mítico periodista que representa a la transición. Tiempos que no volverán, cuando había periodismo de verdad.
Ésta es la necrológica de El País.
Se han celebrado las elecciones andaluzas y se confirma el cambio de tendencia; mayoría absoluta del PP y VOX también crece.
Estos son los resultados publicados en El País.
https://resultados.elpais.com/elecciones/2022/autonomicas/01/index.html
En los últimos días de mayo, hemos asistido a dos acontecimientos concurrentes en Suiza. Se ha celebrado la reunión anual del Foro de Davos y la asamblea ordinaria de la OMS en Ginebra.
Antiguamente, cuando ocurrían este tipo de reuniones que pretendían anticipar el futuro, no nos preocupábamos; sabíamos que iba a haber declaraciones espectaculares, y hasta apocalípticas, que habrían de ser descalificadas por los estamentos oficiales de la ciencia y finalmente quedarían aparcadas sine die; eran planes más o menos bienintencionados pero a largo plazo, siempre a largo plazo.
Ahora, son simplemente avisos de lo que ya se ha puesto en marcha ayer.
Desde que los filántropos y sus "farmacéuticas" se han apoderado de la OMS y del Foro de Davos, lo unico que sabemos son las órdenes que nos transmiten.
En estas direcciones se especula con lo que digo, sin que haya que estar de acuerdo con todo su contenido.
http://www.verdadypaciencia.com/2022/05/el-plan-para-diez-anos-de-enfermedades-infecciosas.html
Rastrear la división teórica entre izquierda y derecha nos traslada a la revolución francesa; de las luchas napoleónicas saldrá un nuevo orden mundial que acabará con la alianza del trono y el altar. Realmente el comienzo de ese nuevo orden comienza con la derrota de la armada invencible, donde la hegemonía que se va a labrar desde la batalla de las Navas será quebrada. Desde ese momento nos vemos obligados a luchar en un doble frente, interior y exterior, ante la rupura del orden religioso.
El nuevo orden protestante y liberal hará primar la ideología sobre el patriotismo, como demostrará el levantamiento de Riego que destruirá las posibilidades de evolución, Aranda dixit, del imperio español. Entre bromas y veras eso nos cuenta, en su obra de madurez, Álvaro Mutis.
Como es bien sabido, no creo en la división de derecha e izquierda; considero que es una simple topología que no diferencia ningún interés de clase que no sea el de la "clase política". Hace ya tiempo que la clase obrera, antiguamente granero de votos de la llamada izquierda, ha dejado de votarles, y por lo tanto, han tenido que buscar otros ámbitos, otros yacimientos, de penetración ideológica.
Tampoco la ideología clásica marxista, según la cual la dialéctica de teoría y praxis habría de llevar a una sociedad sin clases, ha podido probar la realidad de sus predicciones; es por eso que, la llamada izquierda se ha propuesto para defender a sucesivas minorías identitarias, para garantizarse un futuro económico propio. En esta tarea la izquierda confluye con una casta mundialista dominante que se esfuerza en crear un futuro distópico en el que la masa de los "deplorables" se deslizará a su desaparición sin molestar demasiado.
Digitalización, autoritarismo contra sus enemigos políticos, caos, inmigración descontrolada, anomía, ensoñaciones climáticas, analfabetización, hundimiento demográfico y, en definitiva, una izquierda como punta de lanza en la guerra contra la nación, la civilización y la cultura; contra los que desaparecieron, los que están y los que habían de nacer.
La izquierda no quiere mejorar los niveles de vida del pueblo, quiere destruir nuestro mundo. Contra esta izquierda se enfrenta una pretendida derecha que asume todo lo impuesto por la izquierda, e incluso la extrema izquierda, pero enderezando algo la gestión económica para simplemente acompasar y enmascarar el paso hacia el mismo final y a las órdenes de los mismos.
Estamos en guerra, y más vale que nos organicemos y lo asumamos porque ellos no van a parar. Pandemias, guerras, hambrunas, desastres climáticos y todo tipo de escenarios distópicos falsos, o distorsionados, para promocionar el miedo y la inacción. Primero oponerse a sus dogmas y designios, deconstruir sus mensajes, organizarnos y actuar.