Ha muerto Nelson Mandela, transcribo una necrológica interesante sobre lo que creo fue la gran obra del estadista: reunificar el país haciendo que blancos, negros y otros se sintieran verdaderamente sudafricanos.
La escena la describe el periodista y escritor John Carlin, biógrafo de Nelson Mandela, en su libro El Factor Humano de 2008.
El ex presidente de Sudáfrica, que acaba de fallecer a los 95 años de edad, salió a la cancha del estadio Ellis Park de Johannesburgo en la tarde del 24 de junio de 1995. Ante él, 65 mil espectadores, en su mayoría blancos, que esperaban la final del Mundial de Rugby de ese año entre la selección local y Nueva Zelanda, el equipo más potente del mundo en ese entonces.
Mandela, que vestía la camiseta verde de los Springboks (uno de los símbolos de la represión del Apartheid antes de su llegada a la presidencia) fue recibido con un silencio incómodo pero fue aplaudido a rabiar por todo el estadio, seguido de un coro que repetía: "Nelson, Nelson, Nelson".
Esa noche, después que Sudáfrica derrotó a los All Blacks por 15-12 en tiempo extra, todo el país -blancos y negros- se unió por primera vez en una celebración deportiva que eliminó por un momento las tensiones que vivía.
Posteriomente, Mandela declaró que fue uno de los momentos más difíciles de su vida. "Honestamente, nunca me sentí tan tenso. Pensé que me iba a desmayar", dijo en una entrevista. Y Mandela conoció momentos tensos. Por ejemplo cuando en los inicios de la década de los 60 fue el hombre más buscado del país. Capturado, fue sometido a juicio por sabotaje y en 1964 fue condenado a prisión en la cárcel de máxima seguridad de Robben Island. Luego, tras 27 años en prisión, salió libre y compitió en las elecciones presidenciales, transformándose en el primer presidente negro de Sudáfrica.
No siendo un gran fanático del rugby en particular, Mandela sí fue un amante de otros deportes. En la década de los 50 fue boxeador amateur y corredor, mientras que en la cárcel se preocupó de mantener su forma física corriendo y haciendo ejercicio en los pocos espacios con los que contaba.
"El deporte tiene el poder para cambiar al mundo. Tiene el poder para inspirar. Tiene el poder para unir a la gente de la manera en que pocas cosas lo hacen. Les habla a los jóvenes en un lenguaje que ellos entienden. El deporte puede crear esperanza donde antes solo había desesperación. Es más poderoso que el gobierno en cuanto a romper las barreras raciales", dijo Mandela.
Esa tarde, cuando Mandela volvió a la cancha, esta vez con el trofeo de campeón del Mundial de Rugby entre sus manos, los gritos de "Nelson, Nelson" se intensificaron.
Como cuenta Carlin en su libro: "todo el país, blancos y negros, cantaron y bailaron hasta la noche, unidos en una causa por primera vez en la historia, una celebración delirante. No había guerra civil, no había terrorismo de derecha y Mandela cumplió su meta de crear lo que permanece hasta hoy, y que parecía imposible en ese entonces: una democracia multirracial estable".
Años más tarde, esta inclinación de Mandela por los deportes como modelo de integración social fue utilizada por la organización de la candidatura de Sudáfrica al Mundial de fútbol de 2010.
El ex presidente de Sudáfrica, que acaba de fallecer a los 95 años de edad, salió a la cancha del estadio Ellis Park de Johannesburgo en la tarde del 24 de junio de 1995. Ante él, 65 mil espectadores, en su mayoría blancos, que esperaban la final del Mundial de Rugby de ese año entre la selección local y Nueva Zelanda, el equipo más potente del mundo en ese entonces.
Mandela, que vestía la camiseta verde de los Springboks (uno de los símbolos de la represión del Apartheid antes de su llegada a la presidencia) fue recibido con un silencio incómodo pero fue aplaudido a rabiar por todo el estadio, seguido de un coro que repetía: "Nelson, Nelson, Nelson".
Esa noche, después que Sudáfrica derrotó a los All Blacks por 15-12 en tiempo extra, todo el país -blancos y negros- se unió por primera vez en una celebración deportiva que eliminó por un momento las tensiones que vivía.
Posteriomente, Mandela declaró que fue uno de los momentos más difíciles de su vida. "Honestamente, nunca me sentí tan tenso. Pensé que me iba a desmayar", dijo en una entrevista. Y Mandela conoció momentos tensos. Por ejemplo cuando en los inicios de la década de los 60 fue el hombre más buscado del país. Capturado, fue sometido a juicio por sabotaje y en 1964 fue condenado a prisión en la cárcel de máxima seguridad de Robben Island. Luego, tras 27 años en prisión, salió libre y compitió en las elecciones presidenciales, transformándose en el primer presidente negro de Sudáfrica.
No siendo un gran fanático del rugby en particular, Mandela sí fue un amante de otros deportes. En la década de los 50 fue boxeador amateur y corredor, mientras que en la cárcel se preocupó de mantener su forma física corriendo y haciendo ejercicio en los pocos espacios con los que contaba.
"El deporte tiene el poder para cambiar al mundo. Tiene el poder para inspirar. Tiene el poder para unir a la gente de la manera en que pocas cosas lo hacen. Les habla a los jóvenes en un lenguaje que ellos entienden. El deporte puede crear esperanza donde antes solo había desesperación. Es más poderoso que el gobierno en cuanto a romper las barreras raciales", dijo Mandela.
Esa tarde, cuando Mandela volvió a la cancha, esta vez con el trofeo de campeón del Mundial de Rugby entre sus manos, los gritos de "Nelson, Nelson" se intensificaron.
Como cuenta Carlin en su libro: "todo el país, blancos y negros, cantaron y bailaron hasta la noche, unidos en una causa por primera vez en la historia, una celebración delirante. No había guerra civil, no había terrorismo de derecha y Mandela cumplió su meta de crear lo que permanece hasta hoy, y que parecía imposible en ese entonces: una democracia multirracial estable".
Años más tarde, esta inclinación de Mandela por los deportes como modelo de integración social fue utilizada por la organización de la candidatura de Sudáfrica al Mundial de fútbol de 2010.
Sebastián Carrizo en "La Tercera de Chile".
No hay comentarios:
Publicar un comentario