Cuando se habla de educación, y hay mucho que hablar si tenemos en cuenta los malos resultados de nuestros chicos (y chicas) en la competición internacional, nos encontramos con el dilema de optar por una educación que forme ciudadanos u otra que forme gente preparada para alimentar el mercado de trabajo. Es una elección falsa; la preparación de un ciudadano nos permitirá posteriormente formar a un trabajador.
Vistos los logros de la LOMCE, quizá pueda atribuirme el derecho a opinar también sobre el modelo educativo, teniendo en cuenta los resultados que se han producido gracias a los expertos.
Lo primero que hay que enseñar, pasados los niveles preescolares, es la lengua materna; pero la materna, es decir la que nos ha enseñado nuestra madre y no otra. Es necesario hablar, leer y escribir bien; lo que requerirá, a lo largo de la enseñanza primaria y secundaria, la capacidad de interpretar textos complejos, un cúmulo de lecturas, novela y ensayo con sus respectivos análisis, declamar poesía y representar teatro pues no existe mejor entrenamiento para las relaciones humanas.
Será necesario desarrollar la capacidad de razonamiento con las matemáticas (conocimiento del lenguaje matemático, y su traducción, así como problemas lógicos) y las lenguas clásicas, latín y griego, dada la influencia que tienen en nuestro idioma.
Desarrollaremos después un corpus de enseñanza histórica: política, literaria, de la vida privada, científica, social, religiosa y geográfica, y sólo después entraremos en la enseñanza de la física, la química y las ciencias naturales.
La formación deportiva, al margen del ejercicio gimnástico y atlético, no tiene como misión el alcanzar otra meta que no sea el desarrollo del cuerpo y el alma, con deportes de equipo, marchas y acampadas; destaco entre estos la navegación a vela que obliga a cumplir ineludiblemente con un trabajo y la escalada que educa en el dominio ante el riesgo y a depender de otros.
Las actividades extraescolares se centran en el conocimiento y manejo de ordenadores, música, pintura y dibujo más bien orientados a entender estas artes y desarrollar su aprecio.
Para completar debe favorecerse el conocimiento de al menos una lengua extranjera; en este momento el inglés es la lengua franca y aunque hay un magnífico corpus de traductores e intérpretes no está de más su conocimiento profundo así como el de su cultura.
Desde el punto de vista transversal, la educación debe preparar el entrenamiento de la memoria; bien está la existencia de bibliotecas, bases de datos e internet pero hay que recordar lo que se busca. La educación debe enseñar sí a colaborar en equipo pero no debe despreciar la competencia ( los exámenes) ya que la vida nos exige competir en cualquier tipo de sociedad.
Por último la educación debe ser pública y también privada, con financiación pública al menos en parte, ya que así lo exige la Constitución y el sentido común pero el Estado debe preservar la unidad de niveles y programas con evaluaciones periódicas. La selectividad se realizará vía examen autónomo de cada facultad.
Vistos los logros de la LOMCE, quizá pueda atribuirme el derecho a opinar también sobre el modelo educativo, teniendo en cuenta los resultados que se han producido gracias a los expertos.
Lo primero que hay que enseñar, pasados los niveles preescolares, es la lengua materna; pero la materna, es decir la que nos ha enseñado nuestra madre y no otra. Es necesario hablar, leer y escribir bien; lo que requerirá, a lo largo de la enseñanza primaria y secundaria, la capacidad de interpretar textos complejos, un cúmulo de lecturas, novela y ensayo con sus respectivos análisis, declamar poesía y representar teatro pues no existe mejor entrenamiento para las relaciones humanas.
Será necesario desarrollar la capacidad de razonamiento con las matemáticas (conocimiento del lenguaje matemático, y su traducción, así como problemas lógicos) y las lenguas clásicas, latín y griego, dada la influencia que tienen en nuestro idioma.
Desarrollaremos después un corpus de enseñanza histórica: política, literaria, de la vida privada, científica, social, religiosa y geográfica, y sólo después entraremos en la enseñanza de la física, la química y las ciencias naturales.
La formación deportiva, al margen del ejercicio gimnástico y atlético, no tiene como misión el alcanzar otra meta que no sea el desarrollo del cuerpo y el alma, con deportes de equipo, marchas y acampadas; destaco entre estos la navegación a vela que obliga a cumplir ineludiblemente con un trabajo y la escalada que educa en el dominio ante el riesgo y a depender de otros.
Las actividades extraescolares se centran en el conocimiento y manejo de ordenadores, música, pintura y dibujo más bien orientados a entender estas artes y desarrollar su aprecio.
Para completar debe favorecerse el conocimiento de al menos una lengua extranjera; en este momento el inglés es la lengua franca y aunque hay un magnífico corpus de traductores e intérpretes no está de más su conocimiento profundo así como el de su cultura.
Desde el punto de vista transversal, la educación debe preparar el entrenamiento de la memoria; bien está la existencia de bibliotecas, bases de datos e internet pero hay que recordar lo que se busca. La educación debe enseñar sí a colaborar en equipo pero no debe despreciar la competencia ( los exámenes) ya que la vida nos exige competir en cualquier tipo de sociedad.
Por último la educación debe ser pública y también privada, con financiación pública al menos en parte, ya que así lo exige la Constitución y el sentido común pero el Estado debe preservar la unidad de niveles y programas con evaluaciones periódicas. La selectividad se realizará vía examen autónomo de cada facultad.
1 comentario:
http://info-krisis.blogspot.com/2024/03/cronicas-desde-mi-retrete-el-dia-en-que.html
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