Cuentan que los antiguos escandinavos utilizaban a los niños aventados (autistas, asperger) como centros de comunicación con sus dioses. Esos niños, por su naturaleza, eran considerados oráculos, transmisores de mensajes divinos.
La niña Greta Thunberg (no tan niña, tiene 16 añitos la prenda) concienciada por Gaia de los males medioambientales, actúa cuan Casandra regada con dólares; es una versión de Pipi Calzaslargas malencarada. Sus papas se han encontrado un filón y acusan al calentamiento global del estrés de la niña. Las autoridades permiten la huelga de los viernes y los parlamentos se postran cuando la admonitoria niña aparece.
Si nos damos cuenta, lo que fue cambio climático pasó a ser calentamiento global y ahora es emergencia climática pero las previsiones catastróficas no se han cumplido.
Estamos ante la nueva religión neomaltusiana que adora a Gea, la diosa tierra.
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