La historia del hombre urbano, el directamente salido del neolítico, es, entre otras cosas, la lucha contra las enfermedades pandémicas. El ciudadano ha porfiado para encontrar prevención, convivencia, tratamiento y superación frente a bacterias, virus, priones..., y todo ello sin saber siquiera que existían.
Hace 600 años Europa, Asia y el norte de África sufrieron una tenebrosa pandemia de la llamada "peste negra" que, ahora sospechamos, era peste bubónica. No sabemos cuántos pasaron la epidemia de forma asintomática, o con síntomas leves, pero entre los gravemente enfermos morían bastantes más que el 50%; pueblos y comarcas quedaron vacíos, en Navarra desapareció un tercio de los "hogares"; la peste tardó 100 años en remitir con errático movimiento ya que hubo zonas respetadas, permaneció endémica hasta que terminó el mal tiempo (pequeña edad del hielo) y las cosechas mejoraron (disminuyó el hambre). Las autoridades, proclives a la teoría miasmática, introdujeron medidas de prevención, a saber: cuarentena, aislamiento social y distanciamiento.
En el año 2020, 600 años después, en el mundo digital, virtual, ultratecnificado se declaró una pandemia vírica, virus prontamente aislado, que afectaba fundamentalmente al aparato respiratorio, con letalidad leve. En la OMS tal evento estaba ya previsto, estudiado documentalmente en septiembre de 2019 en su última versión; se temió pudiera ocurrir en 2002 y en 2010, se sabe que ocurrió en 1918, 1958, y 1968. La economía ha caído sobre un (8-18)%, las autoridades propusieron: cuarentena, aislamiento social y distanciamiento. Hace 600 años la población europea decayó un 10% entre 1340-1450, no se frenaron guerras o transformaciones. En 2020 nos enfrentamos al gran "reseteo" de la economía.
No haré más comentarios.