España tiene la desgracia, o la suerte, de encontrarse en una frontera de civilización; es verdad que en estos tiempos globales, eso está dejando de ser importante pero todavía lo es.
En la época romano-clásica el Mediterráneo entero estaba integrado en la civilización pero la aparición del Islam rompió con esto; el fenómeno fue estudiado por el historiador belga Henri Pirenne.
En el año 711 la peninsula ibérica fue invadida y durante 800 años hubo presencia política musulmana en el territorio.
Sucesivas oleadas de reformadores islámicos y tribus bereberes entrarán en la península; en los siglos XI, XIII y en el XIV; después, los piratas berberiscos asolarán las costas apoyados por los turcos.
A partir del siglo XV el problema fue de tal calibre que Portugal fundó dos ciudades para controlar el estrecho: Ceuta y Melilla. Tras la triste aventura del Rey Sebastián en Alcazarquivir, el Reino de Portugal se unió a la corona española pasando así ambas ciudades a la soberanía española.
En Marruecos sucesivos imperios y reformadores religiosos ocuparon el territorio y los países europeos tuvieron que intervenir sobre todo Portugal, España y hasta Inglaterra.
La dinastía Alauita unificó el país, más o menos, hacia 1666 aunque desde 1912 las potencias europeas se dividieron el control del territorio; el Protectorado. Todo fue consecuencia de la conferencia de Algeciras en 1906. El poder recayó en los Alauitas en 1956, el año de la descolonización.
Hay que entender que la guerra de Marruecos que libraron Francia y España entre 1918 y 1925 lo fue contra los rebeldes marroquíes (rifeños) contrarios al Sultán, y que fue posterior la mitología del Gran Marruecos almorávide que subyace en los ortogramas, planes y programas geopolíticos desde 1956.
En ese contexto hemos de ver los conflictos de Ifni (1958), el Sahara español (1974) y los enfrentamientos con Argelia (1963) por Béchar y Tinduf.
Actualmente Marruecos participa en la "invasión", más o menos pacífica, islámica de Europa regulando la espita de su propia población.
El conflicto intermitente con el POLISARIO ha llevado a la actual crisis diplomática con España, gracias a un chapucero plan para albergar a un gerifalte polisario enfermo en Logroño.
La ineptitud e ignorancia de nuestro actual gobierno es difícilmente superable pero... ya veremos.