El problema actual de los movimientos migratorios en Europa se enmarca en el movimiento global norte-sur. El norte industrializado, con servicios, educación y riqueza, y el sur en vías de desarrollo, que no puede absorber su propio crecimiento demográfico multiplicado por la transferencia tecnológica.
En Francia esta situación se ve agravada por el problema colonial; cuando las colonias africanas de Francia se fueron desarrollando, una parte de sus habitantes migraron a la metrópoli; tras las independencias, los nativos implicados con Francia emigraron a Europa y el crecimiento económico de la propia Francia atrajo emigrantes españoles, italianos, griegos, chinos, vietnamitas, habitantes del Sahel y... magrebíes (argelinos, marroquíes y tunecinos; fundamentalmente musulmanes).
Ya en la etapa de las luchas por la independencia de Argelia, el FLN utilizó agentes infiltrados entre los inmigrantes para actuar en Francia; es en esa época cuando se produjeron los atentados con plástico en los cines de París seguidos de las terribles venganzas de los "barbudos", agentes de los servicios paralelos muchas veces corsos o pies-negros.
Tras la independencia, la mayoría de los pies-negros fueron expulsados a Europa; a la propia Francia, a España y a Italia, fundamentalmente. Todo esto se aderezó con disturbios, manifestaciones y conflictos. Poco a poco los suburbios de los emigrantes se fueron llenando de musulmanes emigrantes de primera, segunda y tercera generación o posteriores.
El crecimiento demográfico de estos pueblos en Europa es muy superior al de los habitantes castizos, de manera que se vislumbra, por parte de todos, una auténtica invasión que producirá una sustitución poblacional.
Los partidos políticos nacionalistas, los movimientos antiinmigración y los grupos antiislámicos, PEGIDA, crecen; por otro lado, la policía no puede entrar en los banlieues donde reinan las bandas musulmanas. Como se ve, la guerra civil a plazo es demasiado probable ya que las autoridades no están gestionando el problema.
Paralelamente, los movimientos de la antigua extrema izquierda y los sindicatos radicales ayudan y encuadran a esas bandas para que puedan combatir a la policía y al Estado de Derecho. Les mueve el resentimiento por el fracaso del "socialismo real" y las ansias de destruir Occidente para reconstruir su utopía según la doctrina del príncipe anarquista Piotr Kropotkin. Colaboran con los planes de un capitalismo que pretende un futuro anómico, sin tradiciones, con trabajadores y consumidores exclusivamente pero que sólo encontrará caos.
Los estallidos más intensos de rebelión se produjeron en 2005, cuando ya la policía no podía entrar en algunos barrios. Dos jóvenes que huían de las fuerzas del orden murieron en una minicentral eléctrica electrocutados. Los conflictos duraron tiempo en octubre y noviembre y se extendieron por toda Francia. En junio de 2023, la muerte de un joven magrebí que huía de la policía propició un levantamiento en toda Francia y en países limítrofes.
En Alemania con los turcos, en Suecia con los refugiados árabes y hasta en Inglaterra con los paquistaníes el panorama europeo es desolador pues si una buena gestión de la inmigración hubiera podido evitar el desastre, ahora ya es tarde.
Recuerdo en una visita a Egipto, las calles llenas de jóvenes musulmanes y el sometimiento de la minoría cristiana; recuerdo en Burdeos una calle dedicada al ejército colonial, sin asfaltar y con teterías norteafricanas, son guiños de un futuro que ya está aquí.
https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/evolucion-protestas-francia-ultimos-anos/
1 comentario:
https://cesarvidal.com/la-voz/editorial/editorial-los-terribles-riesgos-de-subestimar-el-islam-13-10-23
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