En 1974 se editó en Francia una publicación que versaba sobre "El Gran Miedo de la Posguerra". Se ponía de manifiesto la extensión en Occidente del temor a una nueva guerra mundial con los comunistas, pero esta vez con armas nucleares. El golpe de Praga, el bloqueo de Berlín, el ascenso de los partidos comunistas en Francia e Italia, la guerra civil en Grecia aparecían como los prolegómenos de la nueva conflagración.
El Eje había sido derrotado sin paliativos y el último acontecimiento de la guerra, las dos bombas atómicas sobre Japón, eran el primer acto de la "Guerra Fría". Los soviéticos consiguieron la técnica del armamento nuclear gracias no sólo a su esfuerzo científico sino a la presencia en sus laboratorios de investigadores alemanes; una parte, otra estaba en Estados Unidos y en Occidente, y al trabajo de los espías que actuaban por dinero, por convencimiento o por estrategia.
A partir de 1946 se iniciará una carrera de armamentos que recibirá un fuerte empujón cuando, a principios de los cincuenta del siglo XX, se inventen las bombas de fusión nuclear, mucho más potentes.
La doctrina de la destrucción mutua asegurada comenzó como una operación de inteligencia destinada a aumentar ese gran miedo a la guerra nuclear; los soviéticos querían poner palos en las ruedas al desarrollo armamentístico occidental por causa de su retraso. Pero la doctrina tuvo un éxito inesperado, se extendió también por el pueblo soviético, su clase política y hasta sectores del ejército.
Es verdad que los especialistas en guerra nuclear creían en la posibilidad de una guerra nuclear limitada y barajaban aconsejarla. Incluso algunos conspicuos militares, como el almirante Curtis LeMay, lo publicaron en libros de divulgación pero la opinión pública permaneció afortunadamente inalterable.
El equilibrio había desarrollado unos instrumentos de gestión que llevaron a desactivar el conflicto del canal de Suez, y se pusieron a prueba cuando en 1962 sufrimos la crisis de los misiles cubanos.
Después llegaría el incidente del avión surcoreano y los cambios de la percepción en la guerra limitada de la época Reagan, con la llegada al poder de los straussianos.
La Iniciativa de Defensa Estratégica, la Guerra de las Galaxias, descompuso el equilibrio y Gorbachov decidió acabar con la Guerra Fría lo que se llevó por delante la política de bloques, el comunismo y la Unión Soviética.
Pero la Federación Rusa, inmersa en una descomunal política de reconstrucción, sigue teniendo un arsenal de 6.000 cabezas nucleares, ICBM,s, de medio alcance y tácticas, incluso de neutrones. Siguen vigentes las altas matemáticas del terror y Rusia está aliada con China; en ese contexto es cuando el presidente Macron habla de enviar tropas regulares a Ucrania.
Quizá Einstein tenía razón al hablar de arcos y flechas en la Cuarta Guerra Mundial.
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