La situación de crisis que atraviesa España ha tenido, entre otras, una consecuencia temible; ante la imposibilidad de muchas personas en paro de poder pagar sus hipotecas, y como consecuencia de ello, se producen los desahucios.
Esto entra dentro de la lógica en una crisis cuyos fundamentos son inmobiliarios y cuyo origen está en las hipotecas subprime.
Sin embargo, las estadísticas sobre suicidios en España no responden a la alarma suscitada, las cifras son bajas y además están bajando, por otro lado sólo un 4% de los hipotecados se ven en situación de no poder pagar.
Los desahucios en nuestro país responden a diferente origen pero podemos agruparlos en tres casos tipo. El primero es el de la persona que se ha comprado una casa y no puede pagar la cuota, las razones son diversas y van desde los que se han quedado en paro, aquellos cuyo negocio quebró y quienes no calcularon bien su potencial económico; en este último caso el banco hubiera tenido que decir algo.
El segundo es el grupo de los que avalaron hipotecas o negocios propios o de terceros; en aquel tiempo de vino y rosas, España parecía Jauja y todos los negocios funcionaban hasta el hundimiento repentino.
El tercer caso es el de los alquilados que no pueden o quieren pagar el alquiler, parece obvio que el dueño del local o piso no es el culpable de la crisis; por un lado le instamos a que alquile y por otro le prohibimos que desahucie al mal pagador.
Todos estos casos se mezclan en un tótum revolútum del que sale mal parado el Derecho y la propiedad; y una activista profesional toca la fibra sensible de una sociedad harta de la crisis pidiendo la dación en pago retroactiva. Es necesario tomar medidas para, desde las administraciones públicas, resolver el problema de la gente que queda en la calle; hay que cambiar la Ley hipotecaria pero no es posible la retroactividad.
Ada Colau nos lleva al huerto del desprecio a la propiedad y no nos damos cuenta de que lo que se juega es la propiedad de los pobres. Para ver las ideas que mueven a determinada izquierda se puede entrar en esta página.
Esto entra dentro de la lógica en una crisis cuyos fundamentos son inmobiliarios y cuyo origen está en las hipotecas subprime.
Sin embargo, las estadísticas sobre suicidios en España no responden a la alarma suscitada, las cifras son bajas y además están bajando, por otro lado sólo un 4% de los hipotecados se ven en situación de no poder pagar.
Los desahucios en nuestro país responden a diferente origen pero podemos agruparlos en tres casos tipo. El primero es el de la persona que se ha comprado una casa y no puede pagar la cuota, las razones son diversas y van desde los que se han quedado en paro, aquellos cuyo negocio quebró y quienes no calcularon bien su potencial económico; en este último caso el banco hubiera tenido que decir algo.
El segundo es el grupo de los que avalaron hipotecas o negocios propios o de terceros; en aquel tiempo de vino y rosas, España parecía Jauja y todos los negocios funcionaban hasta el hundimiento repentino.
El tercer caso es el de los alquilados que no pueden o quieren pagar el alquiler, parece obvio que el dueño del local o piso no es el culpable de la crisis; por un lado le instamos a que alquile y por otro le prohibimos que desahucie al mal pagador.
Todos estos casos se mezclan en un tótum revolútum del que sale mal parado el Derecho y la propiedad; y una activista profesional toca la fibra sensible de una sociedad harta de la crisis pidiendo la dación en pago retroactiva. Es necesario tomar medidas para, desde las administraciones públicas, resolver el problema de la gente que queda en la calle; hay que cambiar la Ley hipotecaria pero no es posible la retroactividad.
Ada Colau nos lleva al huerto del desprecio a la propiedad y no nos damos cuenta de que lo que se juega es la propiedad de los pobres. Para ver las ideas que mueven a determinada izquierda se puede entrar en esta página.
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