Se suele enfatizar, desde las filas de los nacionalistas periféricos, que el derecho a decidir, eufemismo que oculta el derecho de autodeterminación, es un componente de la democracia reconocido por todos los sistemas democráticos pero nada más lejos de la realidad. No existe ningún Estado que asuma este pretendido derecho, y los pocos que aparentemente lo asumían (URSS, Yugoslavia) hacían trampa pues el sujeto autodeterminable no era el pueblo sino "El Partido", a su vez sujeto al centralismo democrático. En realidad este derecho no ha formado nunca parte del Derecho internacional que es un derecho entre Estados, y como muestra ahí está la guerra civil norteamericana.
La doctrina aceptada por la ONU, y aquí citada, hace referencia a la descolonización, uno de los objetivos de la organización junto a la promoción de la paz y el desarrollo de los Estados.
Occidente, la ONU, la UE, la Internacional Socialista y otras instancias han desarrollado una doctrina de la autodeterminación reducida a tres supuestos.
A) El ya citado recurso para la descolonización pacífica junto con la posibilidad de decidir continuar en el estatus colonial. B) El ejercicio de reversión de un territorio ocupado a su Estado de origen como, por ejemplo, el Sarre en la constitución de la RFA. Y C) el caso de las minorías étnicas fijadas a un territorio y gravemente discriminadas, incluso con peligro de genocidio.
Ninguno de estos supuestos es aplicable a Cataluña o al País Vasco. En estas comunidades prevalece el derecho de los Estados a su unidad nacional, también reconocido por la ONU.
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