Hace unos días celebrábamos la concesión del premio nobel de literatura a Bob Dylan, Leonard Cohen estuvo en las quinielas y siendo amigo de Dylan comentó que conceder el Nobel a éste es como dar un premio de altura al Everest.
Pese al indudable valor poético de Cohen la Academia Sueca prefirió el valor icónico de Dylan.
Cohen ha sido desde siempre heraldo de nuestra sociedad, vio antes lo que se nos venía encima, apreciaba la tristeza y el dolor debajo del relumbrón aparente de nuestra sociedad.
Nunca perdió el humor aunque la vida le jugó malas pasadas, se arruinó por la mala gestión de su patrimonio no achacable a él mismo, pero la fortaleza está en sobreponerse y a sus ochenta años volvió a los escenarios para vivir y que sobrevivieran sus fundaciones.
Descanse en paz.
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