El mundo nórdico permaneció al margen del Imperio Romano, que era como decir al margen de la civilización. El cristianismo se extendió de manera tardía e imperfecta, y en el campo (pagus) siempre permaneció un importante reducto del universo numinoso del paganismo.
El paganismo, el culto a las fuerzas de la naturaleza representadas por dioses, permaneció en la India y había sido la religión natural de celtas, romanos, griegos, fenicios o persas.
Durante la transformación religiosa del Imperio hacia los cultos mistéricos orientales, un seguidor de Mitra como Diocleciano exigía respeto para los dioses de Roma, pero las persecuciones fracasaron y el cristianismo triunfó como consecuencia del edicto de Constantino y finalmente bajo el pontificado de Teodosio.
En el norte, los paganos huyeron a Islandia y luego a Groenlandia hasta que los frailes entendieron que carecían de peligro y futuro; fue entonces cuando se decidió recopilar sus viejas creencias al igual que los frailes españoles guardaron, más o menos, la memoria de las creencias mayas o incaicas.
Fue un clérigo islandés Snorri Sturluson quien recapituló y publicó la Edda en prosa, y con ella nos explicó, según su buen saber y entender, las creencias de los antiguos.
A finales del siglo XIII los reyes de Suecia y Noruega fueron convocados a una cruzada contra los paganos que habían renacido en el norte.
Tras la cruzada en Tierra Santa en 1311, el norte entró en un periodo de olvido religioso y sincretismo bárbaro sobre todo en el campo.
Hasta la llegada de los protestantes, el territorio era casi virgen, los conventos fueron saqueados y la población se hizo protestante (luterana); fueron ellos, los protestantes, los que recristianizaron los países nórdicos a sangre y fuego.
El recuerdo de los duros clérigos protestante llega hasta el siglo XX como nos narra Ingmar Bergman hijo de pastor eclesial con experiencias parecidas a Fanny y Alexander.
Tras esto la Iglesia Luterana fue minada y sustituida por la Socialdemocracia pero eso ya es otra historia.
En tiempos actuales ha habido un cierto resurgir, más aparente que real, de cultos ideológicos neopaganos; en Alemania durante el nazismo, Islandia, un loco expulsado de Berkeley en los años setenta del siglo XX propiciado por los comunistas como los neohusitas lo fueron en Checoslovaquia. Extremistas racistas o radical ecologistas tanatófilos.
El paganismo, el culto a las fuerzas de la naturaleza representadas por dioses, permaneció en la India y había sido la religión natural de celtas, romanos, griegos, fenicios o persas.
Durante la transformación religiosa del Imperio hacia los cultos mistéricos orientales, un seguidor de Mitra como Diocleciano exigía respeto para los dioses de Roma, pero las persecuciones fracasaron y el cristianismo triunfó como consecuencia del edicto de Constantino y finalmente bajo el pontificado de Teodosio.
En el norte, los paganos huyeron a Islandia y luego a Groenlandia hasta que los frailes entendieron que carecían de peligro y futuro; fue entonces cuando se decidió recopilar sus viejas creencias al igual que los frailes españoles guardaron, más o menos, la memoria de las creencias mayas o incaicas.
Fue un clérigo islandés Snorri Sturluson quien recapituló y publicó la Edda en prosa, y con ella nos explicó, según su buen saber y entender, las creencias de los antiguos.
A finales del siglo XIII los reyes de Suecia y Noruega fueron convocados a una cruzada contra los paganos que habían renacido en el norte.
Tras la cruzada en Tierra Santa en 1311, el norte entró en un periodo de olvido religioso y sincretismo bárbaro sobre todo en el campo.
Hasta la llegada de los protestantes, el territorio era casi virgen, los conventos fueron saqueados y la población se hizo protestante (luterana); fueron ellos, los protestantes, los que recristianizaron los países nórdicos a sangre y fuego.
El recuerdo de los duros clérigos protestante llega hasta el siglo XX como nos narra Ingmar Bergman hijo de pastor eclesial con experiencias parecidas a Fanny y Alexander.
Tras esto la Iglesia Luterana fue minada y sustituida por la Socialdemocracia pero eso ya es otra historia.
En tiempos actuales ha habido un cierto resurgir, más aparente que real, de cultos ideológicos neopaganos; en Alemania durante el nazismo, Islandia, un loco expulsado de Berkeley en los años setenta del siglo XX propiciado por los comunistas como los neohusitas lo fueron en Checoslovaquia. Extremistas racistas o radical ecologistas tanatófilos.
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