Realizar examen de conciencia para ver la naturaleza y raíz de nuestros males resulta una labor útil y necesaria. Aquí tenemos un fresco de los problemas que aquejan a este viejo navío histórico que se llama España.
Pocos se libran; en uno u otro punto, muchos nos vemos reflejados.
De Libertad Digital.
España es el único país europeo con un golpe de Estado encima
de la mesa. Y con insistentes anuncios sobre su reactivación en cuanto llegue
el otoño y las muy simbólicas fechas del 11 de septiembre y el 1 de octubre. Y
por si eso fuera poco, disfrutamos de un Gobierno todavía más cómplice de los
golpistas separatistas que el anterior, por imposible que parezca.
Junto al problema interior, el exterior. Pues España es,
junto con Italia, la primera línea ante el desbordamiento africano que, más
pronto que tarde, acabará sumiendo a Europa en su caos final. Y ante tan grave
circunstancia, el Gobierno español está presidido por quien demuestra
diariamente vencer en mentecatez al mismísimo ZP.
Por otro lado, la corrupción está tan extendida que hasta ha
conseguido tumbar un Gobierno deleznable por mil motivos más. Y ya ha empezado
a asomar las orejas por detrás del flamante Gobierno socialista.
Pero hablemos hoy de otros asuntos, que no sólo de butifarras
y chorizos vive el hombre. Pues son muchos los asuntos de los que España puede
presumir.
Por ejemplo, somos campeones europeos en paro y a la vez en
inmigración, lo que no es fácil de comprender. Y en accidentes de trabajo. Y en
horas trabajadas a pesar de la baja productividad. En todo el mundo no hay otro
país cuya población envejezca con tanta rapidez dada la escasa natalidad y la
enorme cantidad de abortos. También podemos presumir de estar a la cabeza de
Europa en déficit comercial, en economía sumergida, en conflictividad laboral,
en días de trabajo perdidos, en funcionarios por metro cuadrado, en descargas
ilegales por internet, en emisión de ruidos, en teléfonos móviles per cápita,
en exceso de universidades y escasez de alumnos, en número de aeropuertos y
ferrocarriles infrautilizados o sin estrenar, en cantidad de coches oficiales,
en longitud de las listas de espera hospitalarias, en cantidad de bares per
cápita (más que en toda Europa junta; en concreto, un bar por cada 357
habitantes), en dinero dedicado a fichajes de futbolistas y en cantidad de SMS
enviados a Mandela para felicitarle por su cumpleaños.
Somos el país de la UE con mayor número de trabajadores
temporales, con menor porcentaje de población dispuesta a crear su propia
empresa, con mayor número de universitarios aspirantes a funcionarios, con
mayor cantidad de comunistas en el Parlamento y con menor porcentaje de
productos de alta tecnología en las exportaciones. Estamos a la cola de Europa
en inversión en investigación y desarrollo así como en número de empresas
innovadoras. Somos el país de Europa que menos dinero destina a ayudar a la
familia y de los que menos invierten en prevención sanitaria. Estamos a la cola
europea en salarios a la vez que hemos entrado en el selecto club de los diez
países con mayor número de millonarios.
España es el país europeo que más millones de euros gasta en
inmersiones lingüísticas en lenguas regionales, en traducción simultánea en el
Senado, en embajadas regionales en el extranjero y en sueldos de los miles de
políticos, asesores y enchufados de los diecisiete gobiernitos y parlamentitos
autonómicos.
El nuestro es, también, el país de toda la UE en el que más
abogados tocan a cada pleito, cuyos titulados universitarios cobran un sueldo
más bajo y que más licenciados emplea en trabajos no cualificados.
Por otro lado, somos el segundo país del mundo en visitas a
páginas de pornografía infantil, así como los campeones de Europa en incremento
de abortos, en tasa de divorcios, en atropellos de peatones y ciclistas, en
abandono de animales domésticos y en uso de los servicios de prostitutas. Somos
líderes de la UE en consumo per cápita de cannabis, cocaína, alcohol y tabaco,
en número de niños fumadores pasivos y en índice de diabetes.
Ninguna universidad de este viejo, sabio, culto y civilizado
país está entre las ciento sesenta mejores del mundo. Gracias a la educación
igualitaria y al aprobado general, España es el país de Europa donde más ha
descendido el nivel de comprensión lectora de sus estudiantes, universitarios
incluidos, a pesar de lo cual algunos políticos de tozudez digna de mejor causa
siguen repitiendo el mantra de que ésta es la generación mejor preparada de la
historia de España. Somos los antepenúltimos europeos en conocimiento de la
lengua inglesa. La mitad de los españoles confiesan no haber leído un libro
jamás (si eso es lo confesado, imaginemos la verdad). Estamos a la cola europea
en lectura de periódicos y la prensa más leída es la deportiva.
España es el país europeo con mayor riesgo de desertización,
lo que no impide que se trate también del país con más campos de golf por
kilómetro cuadrado. Somos el segundo país europeo con mayor número de
televisores de alta definición mientras disfrutamos de los más altos niveles de
fracaso escolar. La tasa de abandono escolar tras la etapa obligatoria dobla la
de la UE pero somos el país del mundo que mayor espacio dedica al fútbol en la
programación televisiva. También somos los europeos que gozamos de mayor número
de publicaciones y programas televisivos dedicados al cotilleo, así como los
líderes en operaciones de cirugía estética y de aumento de volumen mamario.
Pero como no somos avariciosos y comprendemos que no en todo podemos ser los
primeros, ocupamos el último puesto en reciclaje de residuos y en número de
patentes.
–Calle, calle, no sea usted aguafiestas…
¡Gooooooooooooooooooooooooooooool!
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