20 nov 2018

Los nuevos franquistas

Tras largos años de democracia donde discretamente se intentó reparar las injusticias históricas con los damnificados por la guerra y el franquismo, bajo gobierno de Zapatero, vio la luz la ley de Memoria Histórica. La ley era perfectamente prescindible pues las reparaciones posibles se habían hecho bajo los gobiernos de Suárez, González y Aznar; y en la ley no se hablaba de la anulación de los juicios del franquismo, no por otra razón que la dificultad económica.




La ley venía a reabrir viejas heridas sin arreglar nada y de paso ponía en tela de juicio la Transición, sugiriendo un tipo de herencia metafísica entre los partidos de derecha y el franquismo. 
LLegado Sánchez al poder, tras la moción de censura, ha continuado por ese camino hablando de anulación de juicios imposible, pero de lo que de verdad se habla es de establecer una Historia canónica sobre el franquismo sustentada en la Ley.




La primera medida estrella y perentoria de Sánchez era sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos; como vemos todo acorde con su intención de no convocar las prometidas elecciones.
A moro muerto gran lanzada suele decirse en castellano; y no es que Franco hubiera deseado ser enterrado en su lugar actual, compró un panteón en el cementerio de El Pardo donde está enterrada por cierto su esposa.





Es verdad que, posteriormente, su familia compró un panteón en la cripta de la Catedral de la Almudena donde están enterrados los Marqueses de Villaverde; otra parte de la familia Franco está enterrada en El Ferrol pero ese no parece un sitio factible para una nueva ubicación de la tumba.
La familia quiere enterrarlo en La Almudena en pleno centro de Madrid; Houston tenemos un problema. 
De esta manera parece que una extrema derecha franquista, cuyos actos agonizaban año tras año, se ha despertado por obra de Sánchez; así pues ha habido que desenterrar el fantasma de "el franquismo" con atentado fake incluido.





Según nuestros medios de comunicación izquierdistas el peligro franquista está ahí fuera. El espectáculo está servido.

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