El día 28 de abril se celebraron en España elecciones generales para el Congreso y el Senado.
Los resultados confirman la ruptura del bipartidismo y la importancia que tiene estar en el poder para ganar las elecciones.
Rajoy, pudiendo, no quiso convocarlas para evitar la victoria de Ciudadanos y prefirió el triunfo de la moción de censura y sí, el PP se mantiene como primer partido de la oposición pero perdiendo la mitad de los votos y más de la mitad de los escaños. Es el peor resultado del PP desde la época de Alianza Popular.
Se ha criticado a Casado haberse dejado arrastrar al mensaje conservador duro de VOX y no ha tardado en dar un giro desdiciéndose de la campaña electoral.
El PSOE obtiene un resultado más apañado, 123 escaños, pero tendrá que pactar o a derecha con Ciudadanos, 57 escaños, o a la izquierda con PODEMOS, 45 escaños.
PODEMOS pierde 29 escaños y se convierte en cuarta fuerza; hace ya tiempo que Iglesias ve disminuir su margen electoral, incluso con Izquierda Unida, confía sólo en ser necesario para conformar mayoría de izquierda y tener influencia de movilización social. Cree que las sinergias llevarán al fin del Régimen y a la instauración de una república más o menos bolivariana y confederal.
Los nacionalistas catalanes se alejan del 50% en Cataluña y el PNV se convierte en fuerza hegemónica en la CAV.
La participación ha subido más de 5 puntos en España; un criminalizado VOX le ha servido a Sánchez para torpedear a la derecha y mucha gente fue a votar con la intención de parar a un fascismo irreal y metafísico.
La dejadez de Rajoy en su papel de debelador de la oposición, ha dejado a la mitad de los españoles a los pies de los caballos.
Tiempos interesantes.
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