7 mar 2020

Lecturas, películas

Cierta vez me preguntaron sobre las lecturas que más me habían influido. Respondí que no creía en una excesiva influencia de la literatura, y mucho menos del cine, en la conformación de un universo sentimental. La verdad es que creo en una mayor influencia de las experiencias vitales. 
Puedo dividir mis lecturas en cuatro grupos: aquellas que me resultan entretenidas y evocadoras, y que releo muchas veces; las que me basta leer una vez, o dos, porque resultan completas; las que leo casi por obligación, o buscando datos, muchas veces profesionales y que me cuesta terminar y las que no termino de leer. Las últimas contravienen las instrucciones de un antiguo profesor de literatura, quizá el primero, que me introdujo en la lectura como actividad lúdica, "si algún libro merece comenzar a ser leído, merece la pena terminarlo". 













Hay dos libros, entre todos los leídos por placer, que creo han influido más en mí, al comienzo de mi carrera de lector: "El Árbol de la Ciencia" de Pío Baroja y "Recuerdos de las Estrellas" de Erich von Däniken. La primera es una recreación ficticia de la visión regeneracionista de España y la segunda me descubrió, mira por dónde, la arqueología alternativa y puso en tela de juicio la religión.





 




En el caso del cine, o las series, es aún más simple ya que no hay cine obligatorio. Están las películas que me aburren mucho y para siempre y las que termino, y en algún momento me pueden llegar a interesar. Entre estas últimas están las que considero completas y veo pocas veces, por la tele y eso, y las abiertas y evocadoras que veo o veía un gran número de veces. Es cierto que, llegado a cierto punto de mi vida, dejé de releer y de repetir películas, creo que perdí la ilusión. Quizá sea eso la vejez, la pérdida de la ilusión.

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