Las primeras elecciones desde el confinamiento han puesto de manifiesto que en esas dos comunidades autónomas no ha habido ningún cambio perceptible, simplemente la agudización de antiguas tendencias.
En Galicia, triunfo del peculiar PP de Fraga que lo es de Feijóo; centrista, moderado, galleguista y pastelero. A destacar la relegación del PSOE a tercera fuerza y la desaparición de PODEMOS. El tic tac, tic tac parece que suena, electoralmente, contra PODEMOS; tanto aproximarse a los nacionalistas que el voto de PODEMOS, y sus mareas, se va a ellos.
El Bloque es la antigua UPG y la juventud, convenientemente lobotomizada, ve "moderno" el nacionalismo de izquierda, ecologista y feminista. El campanario cabalga de nuevo en España.
En el País Vasco más de lo mismo. Hemos blanqueado a los "hombres de paz" tanto como ellos se han escondido en Bildu, tras EA, Aralar y Alternatiba. El nacionalismo barre pues acoge el voto útil, PODEMOS baja y el PP aparece casi como residual. VOX entra con uno; la huida de 200.000 ciudadanos a otras partes pasa factura y el PP de Rajoy fue la puntilla.
No hay un discurso cultural frente al nacionalismo, no interesa.
En estas direcciones se analizan en detalle las circunstancias de estas elecciones.
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