En el devenir de la pandemia hemos entrado en la fase Ómicron, mutación del virus hallada en Sudáfrica ya en julio pero que no había sido tenida en cuenta hasta ahora.
Las autoridades sudafricanas se han hartado de gritar al mundo que es una variante mas contagiosa pero muy poco morbida y letal; nadie les ha hecho caso. Siguiendo las leyes de la tradición evolutiva vírica, esta nueva variante es mucho más leve en cuanto a morbilidad y letalidad pero mucho más contagiosa.
Da la sensación de que la plandemia hubiera debido desarrollarse más adelante pero determinados riesgos obligaron a adelantar su aparición; aunque se vean las feas costuras del plan, en esta fase se ha conseguido estirar el chicle hasta incluir el "catarro común" que, según los síntomas, es la variante Ómicron.
Queda garantizada la pandemia para siempre, pues siempre habrá catarros comunes.
En relación con las vacunas nos encontramos en la fase de revacunación en tercera dosis y vacunación infantil, de 5 a 12 años; según nos cuentan, ya que Ómicron no está cubierta por las vacunas anteriores pero esta dosis tampoco cubre Ómicron. En cuanto a la vacunación infantil y juvenil, de una enfermedad inexistente o muy poco en niños y jóvenes, para los que los efectos secundarios de las vacunas experimentales, desarrolladas en 9 meses, pueden ser a largo mucho más peligrosos que el propio COVID.
Los efectos secundarios, 10 veces más que los ocasionados por todas las vacunas en los últimos 10 años, se ocultan piadosamente. Tras la tercera dosis vendrá la cuarta, luego la quinta y a saber.
Sólo hay dos cosas claras: existe un mando único pues el itinerario es igual en todas partes y el objetivo ya no es combatir el virus sino la vacunación total de la población mundial, en la medida en que se pueda. Es un esfuerzo nunca hecho, prometeico en función de la resistencia cívica o jurídica; llegaremos al internamiento y a la obligatoriedad del pinchazo ignorando la Ley y la Constitución; se habla de ocho pinchazos y el pasaporte COVID volverá a la casilla de salida el 31 de enero.
Esto es el comienzo de una serie de alarmas mundiales que servirán para aterrorizar y encuadrar a la humanidad; o despertamos o acabaremos en un campo de concentración orwelliano.
https://disidentia.com/el-problema-de-la-autoridad-sanitaria/
https://www.eldiestro.es/2021/12/enrique-de-diego-presenta-su-libro-repentinitis/
https://elinvestigador.org/guia-plandemia/
https://www.larazon.es/salud/20211226/lgbjlidc3rd6fgepllcbmzs6f4.html
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