La iglesia de San pedro el Viejo de Huesca es una magnífica representación del románico altoaragonés. Se sitúa en el casco antiguo de la ciudad. Antes de ser iglesia católica fue templo romano sin que pueda descartarse que hubiese sido también templo de los antiguos indígenas. Como se puede apreciar es un lugar cargado de resonancias taumatúrgicas, un sitio mágico en un país mágico. Fue también templo visigodo, luego mozárabe y finalmente románico.
Según la bula del papa Pascual II, de mayo de 1107, "La antigua iglesia con su cementerio era la única que había subsistido en la ciudad de Huesca, habiendo dispuesto de ella los cristianos durante la dominación musulmana".
Del primitivo templo mozárabe ha quedado muy poco. La zona más significativa es la capilla de San Bartolomé, que fuera sala capitular del monasterio benedictino y que hoy ostenta la función de panteón real.
En el panteón real están enterrados importantes reyes aragoneses que lo fueron también de Navarra, lo que demuestra la estrecha ligazón de los reinos hispánicos en sus orígenes.
Quizá la figura más destacada allí enterrada, junto al Batallador, sea Ramiro II el Monje. Este rey tuvo que hacerse cargo de la corona por fallecimiento sin herederos del gran monarca Alfonso I el Batallador. Antes había estado como religioso en Francia y después en Huesca precisamente en San Pedro el Viejo siendo más tarde Obispo de Roda; su hija Petronila se casó con Ramón Berenguer IV conde de Barcelona, de manera que ese es el origen de la Casa de Aragón.
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