Los antecedentes de la rebelión
tuareg del año 2012 se remontan hasta 1916, desde entonces en numerosas
ocasiones el norte del país, fundamentalmente arenoso y desértico, se ha rebelado
contra los gobiernos del sur. La rebelión la protagonizó en un principio el Movimiento Nacional para la
Liberación de Azawad. El MNLA está formado por antiguos
insurgentes, así como por un número significativo de soldados retornados y
fuertemente armados que lucharon tanto para el Consejo Nacional de Transición
como para el ejército libio durante la guerra de Libia de 2011.
El 22 de marzo
de 2012 fue depuesto el presidente de Malí y se produjo un temporal vacío de
poder que fue aprovechado por los rebeldes tuareg. El grupo islamista Ansar Dine
se unió posteriormente a la rebelión, reclamando el control de importantes
zonas del territorio, siendo su control disputado por el MNLA. Como
consecuencia de la inestabilidad que siguió al golpe de estado, las tres
principales ciudades del norte de Malí, Kidal, Gao y Tombuctú, fueron tomadas
por los rebeldes en tres días consecutivos. El 5 de abril, tras la captura de
Douentza, el MNLA afirmó que había completado sus objetivos y realizó un
llamamiento para frenar la ofensiva. El día siguiente proclamó la independencia
del Azawad.
A partir del 27 de junio se produjo un enfrentamiento entre las milicias nacionalistas y los islamistas, apoyados por Al Qaeda, que consiguió expulsar al MNLA del desértico país, como consecuencia una extensión muy grande del Sahara se encontró en manos islamistas y en posición de servir de trampolín para actuar contra sus vecinos, incluida Argelia con su petróleo y gas. La ofensiva consiguiente contra el resto de Malí obligó al presidente repuesto a pedir ayuda al presidente de Francia François Hollande, esto fue el 11 de enero de 2013 y el 13 de enero comenzó la intervención armada francesa con posterior apoyo, escaso, de USA, Canadá y la UE.
Transcribo un memorando de la Fundación Alternativas sobre las implicaciones estratégicas del problema.
Memorando Opex Nº 183/2012: Crisis de Mali: la amenaza islamista y la respuesta de Francia, España y la UE
Antecedentes
Desde la independencia del país, en 1960, el gobierno de Mali no ha controlado nunca de hecho el norte del país, un área desértica mayor que la península Ibérica que abarca dos tercios de su territorio, dominada por tribus tuaregs que se mueven libremente por el sur de Argelia y Libia y el norte de Mali y Níger, sin reconocer la autoridad de ninguno de estos estados, y que ya en los años 60, apenas proclamada la independencia, protagonizaron una rebelión armada contra el gobierno de Bamako, que estalló de nuevo en los años 90, y finalmente entre 2006 y 2009.
Esta zona es también la base principal de la milicia yihadista Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), sucesora del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, que se escindió en 1997 del Grupo Islámico Armado argelino, y se puso bajo la autoridad de Osama Bin Laden en 2006. Este grupo, así como otros de carácter islamista radical que han ido surgiendo posteriormente controlan el tráfico de drogas, tabaco, armas y personas, y llevan a cabo secuestros de ciudadanos occidentales en la región, dotándose con ello de importantes vías de financiación.
El final de la guerra civil en Libia, en octubre de 2011, desplazó al norte de Mali algunas unidades militares tuaregs que habían apoyado al dictador libio, Muamar el Gadafi, así como también combatientes que habían apoyado al Consejo Nacional de Transición, y facilitó un importante flujo de armas y equipos militares, tanto a las tribus tuaregs como a las milicias islamistas.
El 17 de enero de 2012, el Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), el principal grupo armado tuareg de carácter laico, fundado en octubre de 2011 por la fusión de otros grupos precedentes, inició una nueva rebelión frente a Bamako con objeto de crear su propio estado (Azawad) en el norte de Mali. Ante la inoperancia del ejército maliense, el MNLA había conseguido dos meses después el control sobre el 70% del territorio del norte del país, contando a partir de marzo con el apoyo de Ansar Dine, una milicia, también de origen tuareg, pero de carácter fundamentalista islámico, y próxima a AQMI.
El caos político de Mali
El 21 de marzo de 2012, el presidente de Mali, Amadou Toumani Touré, fue derrocado por un golpe de estado de oficiales de baja graduación y de suboficiales del ejército, descontentos por la debilidad con que se estaba combatiendo la rebelión tuareg, y la falta de medios de las unidades militares. Touré, que había sido elegido democráticamente en 2002 y 2007 y no se podía presentar a la elección presidencial que debía tener lugar al mes siguiente, fue sustituido por un Comité Nacional para la Restauración de la Democracia y el Estado (CNRDRE), dirigido por el Capitán Amadou Sanogo.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) impuso entonces un bloqueo y sanciones económicas al nuevo régimen, hasta que la presión diplomática obligó a Sanogo a ceder el poder al presidente de la Asamblea Nacional, Dioncounda Traoré , que asumió el 12 de abril la presidencia del país con carácter interino hasta la convocatoria de nuevas elecciones, para las que la CEDEAO dio un plazo de un año. El nuevo presidente nombró como primer ministro
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Memorando Opex Nº 183/2012: Crisis de Mali: la amenaza islamista y la respuesta de Francia, España y la UE
a Modibo Diarra al frente de un gobierno en el que los ministros de defensa, interior y administración territorial procedían de los golpistas del CNRDRE. El 21 de mayo, Traoré sufrió un ataque por parte de soldados rebeldes, en su palacio presidencial, en el que resultó herido, y del que se recuperó en Francia, regresando al país el 27 de julio.
El 11 de diciembre, un nuevo putsch, también dirigido por el Capitán Sanogo, arrestó al primer ministro Diarra, y le obligó a dimitir. Al día siguiente, el presidente Traoré nombró primer ministro a Django Sissoko.
El poder real en Mali está, por tanto, en manos de los militares golpistas desde el mes de marzo del año pasado, y no hay fecha aún para la celebración de elecciones. La restauración de la democracia, ha sido retrasada por la situación de guerra civil que vive el país, pero es un asunto que debe ser abordado y promovido por la comunidad internacional - preferiblemente a través de la CEDEAO - tan pronto como las circunstancias lo permitan.
La extensión de la rebelión. Reacción internacional y de la UE
La crisis política de marzo de 2012 en Bamako, propició el avance de los rebeldes tuaregs del MNLA y de Ansar Dine, que entre el 30 de marzo y el 1 de abril tomaron las tres principales ciudades del norte del país: Kidal, Gao, y Tombuctú. El día 5 de abril, el MNLA tomó Douentza, la población más meridional del territorio que reclamaba esta organización. Al día siguiente, el MNLA consideró terminada su ofensiva y declaró la independencia de Azawad, declaración que fue rechazada por la Unión Africana (UA) y por la Unión Europea (UE).
Pero este final no era tampoco compartido por Ansar Dine ni por otra milicia islamista que había entrado en combate en la toma de Gao: el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO), una fracción autóctona de AQMI que se dio a conocer en octubre de 2011 con el secuestro de tres cooperantes (dos de ellos españoles) en los campos de refugiados saharauis de Tinduf. Ansar Dine y el MUYAO eran contrarios a la partición del país, e impusieron en los territorios que se iban conquistando la sharía, que pretendían extender más allá de Azawad al conjunto de Mali, con lo que el choque con el laicista MNLA era inevitable. Los enfrentamientos comenzaron en abril y culminaron el 27 de junio con la batalla de Gao en la que el MUYAO se hizo con el control de la capital del territorio conquistado. En noviembre, los islamistas habían expulsado de todas las poblaciones importantes al MNLA, que se vio empujado a zonas desérticas en la frontera con Mauritania, y que en diciembre inició negociaciones con el gobierno de Mali para combatir conjuntamente a las milicias islamistas en su territorio.
La reacción de la comunidad internacional, y en particular de la UE, fue lenta, ya que no se produjeron decisiones relevantes hasta que la situación había llegado a la partición de hecho de Mali en dos, y las milicias islamistas se habían hecho con el control del norte del país. El 12 de octubre, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) aprobó la resolución 2071 por la que se ponía en marcha la planificación de una misión de apoyo a las fuerzas malienses bajo la tutela de la UA y la CEDEAO, previendo su autorización una vez que el Secretario General presentara su informe.
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Por su parte, la UE había aprobado en marzo de 2011, es decir antes de que comenzara el conflicto en Mali, la Estrategia para la Seguridad y el Desarrollo en el Sahel, en la que se definían cuatro líneas de acción: La promoción del desarrollo, la buena gobernanza y la resolución interna de conflictos; las acciones políticas y diplomáticas entre los países del área; el reforzamiento de la seguridad y el estado de derecho; y la prevención y la lucha contra el extremismo violento y la radicalización. Aunque la estrategia estaba dotada con 650 millones de euros, de los cuales 450 para Mauritania, Mali y Níger, lo cierto es que las acciones concretas apenas se habían puesto en marcha cuando en 2012 empezaron las acciones armadas en el norte de Mali. El 10 de diciembre los Ministros de Asuntos Exteriores aprobaron el concepto de control de crisis para una misión de adiestramiento de la UE en Mali (EUTM Mali). La misión, que fue aprobada definitivamente por el Consejo de Asuntos Exteriores el 17 de enero, por un período inicial de 15 meses, constará de 500 efectivos, de los cuales 200 adiestradores y 300 para su protección, que no participarán en acciones de combate, con la misión de preparar al ejército de Mali, y probablemente a los de otros países africanos, para que se enfrenten eficazmente a las milicias islamistas. España aportará 50 efectivos a la fuerza de adiestramiento.
El 20 de diciembre, el CSNU aprobó finalmente la resolución 2085, por la que respalda la misión de entrenamiento prevista por la UE, y autoriza el despliegue, por un período inicial de un año, de una misión internacional de apoyo a Mali, bajo dirección africana, (MISMA en siglas francesas, AFISMA en siglas inglesas), para ayudar a las autoridades malienses a recuperar el territorio ocupado por las milicias islamistas y a ejercer su autoridad y control sobre todo el territorio. Se trata, pues, de una misión de combate, en apoyo de las fuerzas armadas de Mali, que debería servir para restaurar la situación previa a enero de 2012. No obstante, la previsión inicial era que estas fuerzas estuvieran desplegadas y con capacidad de operar en septiembre de este año, lo que - a la vista de la capacidad de avance de las milicias islamistas - muy probablemente hubiera hecho inútil su intervención.
Respecto a España, cabe decir que el gobierno español ha considerado, desde su formación en diciembre de 2011, el Sahel en general y el Norte de Mali en particular como posible origen de la principal amenaza directa para España y su territorio. La Directiva de Defensa Nacional 2012 cita específicamente esta región como fuente de riesgos para nuestro país. En línea con lo anterior, España ha participado en cuantos foros multilaterales se han convocado para tratar sobre la inestabilidad en el Sahel, tanto en la UE como en ámbitos africanos. El Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, participó personalmente en la Cumbre del Sahel en Nueva York, bajo auspicio de Naciones Unidas y explicó que el Sahel era vital para España y su seguridad. Tanto el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación como el Ministro de Defensa, han mencionado en numerosas ocasiones la voluntad del gobierno de apoyar el despliegue africano en Mali. En suma, cuando Francia entró en combate por primera vez el 11 de enero de 2012, el gobierno español había declarado ya su firme voluntad de participar en el esfuerzo conjunto de la Comunidad Internacional para erradicar el yihadismo del Norte de Mali y así lo había trasladado a los países implicados.
Ahora bien, si tenemos en cuanta lo anterior, la respuesta española cuando estalla la crisis puede considerarse tardía e insuficiente, comprometiendo únicamente un avión Hércules, y siendo el último país en anunciar su contribución. Finalmente, en el marco de la UE, España enviará 50 militares para formar las tropas africanas de la MISMA, un esfuerzo que, pese a ser loable, posiblemente resulta insuficiente si se considera la gravedad de la amenaza que supone para España la expansión del yihadismo en el Sahel. 3
Memorando Opex Nº 183/2012: Crisis de Mali: la amenaza islamista y la respuesta de Francia, España y la UE
La intervención de Francia
En efecto, después de haber conseguido neutralizar al MNLA, las milicias islamistas reemprendieron la ofensiva hacia el centro y el sur del país con el objetivo de conseguir el control total de Mali e imponer en el conjunto del país un régimen basado en la sharía. En enero, las milicias del MUYAO comenzaron su avance y el día 10 ocuparon Konna, en el centro del país y Diabali, en dirección suroeste, amenazando por el norte y el oeste Mopti, la llave del camino hacia Bamako, a unos 600 kilómetros de distancia. La situación era por tanto crítica, y el presidente interino del país Dioncounda Traoré pidió ayuda de urgencia a Francia, para detener un ataque que podía ser definitivo. Al día siguiente dio comienzo la operación Serval de las fuerzas armadas francesas. Diez días después, París ha desplegado casi 2.000 soldados que ya han recuperado en unión del ejército maliense Konna y Diabali, restaurando la situación de finales de 2012. La previsión es que estas unidades, que incluyen tropas de élite terrestres y aviones de combate de última generación (Rafale) se completen hasta los 2.500 efectivos. Las milicias islamistas podrían tener sobre el terreno entre 3.000 y 5.000 combatientes, mientras que el ejército de Mali dispone de unos 22.000 miembros, en su mayoría escasamente instruidos y mal equipados.
La intervención francesa, que ha de ser encuadrada tanto en el marco de la resolución 2085 como del artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas, que establece la legítima defensa, como una acción requerida de urgencia para detener un avance que podía alcanzar Bamako en cuestión de días, puede ser presentada por el islamismo radical como neocolonialista, dado el carácter de Francia de antigua potencia colonial, y esta manipulación podría tener cierto eco en poblaciones árabes o musulmanas. Debe, por tanto, ceder el protagonismo a las fuerzas africanas de la MISMA, cuando éstas se constituyan y estén operativas. No obstante, es probable que Francia siga prestando apoyo de combate a las fuerzas malienses y africanas, en forma por ejemplo de apoyo aéreo, reconocimiento, o telecomunicaciones, e incluso que continúe participando con fuerzas de combate al lado de las unidades africanas. No debe olvidarse que Francia no actúa unilateralmente sino a solicitud del gobierno de Mali y con la aceptación tácita del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. De hecho, esta intervención es una de las que más consenso ha suscitado, puesto que ningún país se ha opuesto a ella, aunque después los apoyos materiales hayan sido más bien limitados.
El despliegue de las fuerzas francesas ha acelerado a su vez la constitución y el despliegue de la MISMA, para la que han comprometido fuerzas, hasta ahora, ocho países de la CEDEAO: Benín, Burkina Faso, Ghana, Guinea, Níger, Nigeria, Senegal y Togo, además de Chad, a los que podría unirse algún otro país africano. En total unos 5.800 soldados africanos serán desplegados en Mali para relevar o acompañar al ejército francés, de los cuales 2.000 deberían estar desplegados de aquí al 26 de enero. De hecho, un centenar de militares nigerianos y togoleses han llegado ya a Bamako, y una treintena de Benín está en camino.
La UE no participa como tal en esta misión de combate, aunque ha mostrado su apoyo a la acción francesa. Son los estados miembros a título individual los que han prestado o han mostrado su disposición a prestar apoyos de carácter logístico. Reino Unido, Bélgica y los Países Bajos están participando ya, aportando capacidades de transporte aéreo. Alemania, Dinamarca e Italia han decidido también cooperar con aviones de transporte. España, por su parte, contribuirá con un avión C-130 Hércules al transporte de tropas. Fuera de la UE, Canadá aportará también capacidad de transporte aéreo y EEUU, capacidades de reconocimiento, aviones no tripulados y apoyo logístico.
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Memorando Opex Nº 183/2012: Crisis de Mali: la amenaza islamista y la respuesta de Francia, España y la UE
Posibles escenarios futuros
Es probable que la fuerza africana de la MISMA consiga, junto con el ejército maliense y contando con el apoyo de combate de Francia y el apoyo logístico de otros países europeos, revertir la situación en el norte de Mali y recuperar la mayor parte del territorio, incluyendo todas las poblaciones importantes, para que el gobierno de Bamako recupere el control de todo el país. No es previsible que las operaciones sean rápidas, dada la extensión del teatro y la capacidad de las milicias de incrustarse en la población civil, lo que las hace menos vulnerables, por ejemplo, a los ataques aéreos. Es posible que conseguir el objetivo previsto requiera meses, incluso años. El presidente francés François Hollande declaró el 19 de enero que las tropas francesas permanecerán el tiempo que sea necesario. Y es de esperar que las tropas africanas de la MISMA se mantengan también en la misión hasta que se cumpla en su totalidad, siempre que dispongan de la financiación necesaria.
No obstante, será prácticamente imposible dominar de forma permanente todo el territorio, y las milicias islamistas continuarán utilizándolo como base de operaciones y de supervivencia, aún después de que la situación haya vuelto a la que existía antes de enero de 2012, aunque naturalmente la amenaza será mucho menor que si hubieran conseguido hacerse con todo el país o con un territorio bajo su control exclusivo. Un acuerdo del gobierno de Mali con las tribus tuaregs que no secundan el islamismo radical, podría ayudar a enfrentar mejor el problema a largo plazo, dada su adaptación al medio.
La acción sobre el norte de Mali puede, por otra parte, empujar a las milicias islamistas hacia países vecinos en los que se podría reproducir el problema, sobre todo Mauritania y Níger, pero también con menor intensidad Argelia, Libia, incluso Chad o Burkina Faso. El objetivo no puede ser solo, por tanto, recuperar el territorio, sino eliminar o debilitar en lo posible a las milicias yihadistas.
Finalmente, cabe la posibilidad de que, si no hay éxitos significativos en un plazo razonable, o no reciben suficientes apoyos, la voluntad de algunos países africanos participantes en la MISMA se debilite, y la misión termine sin haber conseguido los objetivos previstos. Este escenario, afortunadamente improbable, sería extraordinariamente negativo. El dominio - o una influencia sustancial - del islamismo radical en el Sahel, es probablemente la amenaza más directa que enfrenta en el momento actual la UE, tanto por la repercusión que puede tener en los países del Magreb - vecinos inmediatos de Europa - como por las acciones directas que estos grupos podrían realizar desde santuarios africanos sobre los estados europeos, más probablemente sobre los del sur.
Las lecciones de Afganistán y de Somalia, nos enseñan que es relativamente factible derrotar como fuerza militar a yihadistas irregulares. Sin embargo, es mucho más complicado hacerles frente de manera eficaz cuando actúan en núcleos urbanos como fuerzas insurgentes o terroristas. Es probable que los yihadistas alternen ambas tácticas: una maniobra militar clásica haciendo uso de la movilidad en los amplios espacios de los que disponen, combinada con acciones de carácter insurgente-terrorista en las zonas pobladas.
También debe tenerse en cuenta que la estabilización final del Norte de Mali sólo se dará si se consigue formar un auténtico ejército de Mali digno dirigido por un gobierno democrático y legítimo desde Bamako que controle de manera eficaz todo su territorio. Lo cual tiene implicaciones que van más allá de lo estrictamente militar. 5
Memorando Opex Nº 183/2012: Crisis de Mali: la amenaza islamista y la respuesta de Francia, España y la UE.
Recomendaciones
1. Respecto al escenario de la operación, la resolución definitiva de la crisis en Mali requerirá:
a) Definición del objetivo de la acción militar franco-africana sobre dos pilares: erradicación del yihadismo y restauración de la democracia en Mali. el país
b) Establecimiento de líneas presupuestarias en la UE para financiar suficientemente la fuerza africana MISMA
c) Convocatoria, en cuanto la situación lo permita, de elecciones presidenciales, que acaben con los residuos del golpismo
d) Creación paralela de un ejército maliense eficaz bajo dirección del poder civil.
2. Respecto a Europa, es preciso que los socios miembros se involucren tanto como sea necesario, en lo inmediato, en la consecución de una solución satisfactoria en el conflicto de Mali, y a medio y largo plazo, en la neutralización de la amenaza en todo el Sahel.
- En el plano interno de la Unión Europea, es preciso abordar el caso de Mali como una oportunidad para articular posiciones coordinadas de Política Exterior, y una Política Común de Seguridad y Defensa, de naturaleza más estratégica, y abandonar así enfoques fragmentados basados en iniciativas militares, políticas o diplomáticas individuales. En este sentido, se debe proceder a una revisión, mejora e implementación, de la Estrategia de la Unión Europea para la Seguridad y el Desarrollo en el Sahel aprobada en el Consejo europeo de marzo de 2011. Muy especialmente, debe marcarse como objetivo el refuerzo del diálogo político con actores clave para la resolución de este conflicto como son Argelia y los países de CEDEAO.
- En este sentido, a corto plazo, los estados miembros de forma individual (a modo de coaliciones), y de manera progresiva la UE en su conjunto, deben proporcionar los recursos financieros requeridos para el despliegue de MISMA y el mantenimiento de su capacidad operativa, así como los apoyos logísticos necesarios, hasta que consiga sus objetivos.
- Respecto a España, como se ha dicho, dado lo que se juega en la zona Sahel, debería incrementar y diversificar más su aportación actual.
- A medio plazo, en el caso de que las fuerzas africanas se demostraran incapaces, incluso con el apoyo de Francia, de culminar su misión con éxito, sería necesario que la UE plantease una misión militar, con autorización de Naciones Unidas, en el marco de la Política Común de Seguridad y Defensa, para dar una solución definitiva al problema de Mali. 6
Memorando Opex Nº 183/2012: Crisis de Mali: la amenaza islamista y la respuesta de Francia, España y la UE
- A más largo plazo, y con la vista puesta en toda la región, será necesario, ante la práctica imposibilidad de eliminar completamente la amenaza, minimizar del riesgo y mantenerlo bajo control, mediante la aplicación, entre otras, de las siguientes medidas:
a)
Refuerzo de la economía y mejora de las condiciones de vida de la población de los países de la región, siguiendo la Estrategia para la Seguridad y el Desarrollo en el Sahel, de la UE, a la que se deberá dar prioridad en la acción exterior comunitaria dotándola de los medios necesarios.
b)
Promoción de la democracia y la participación política inclusiva, así como del estado de derecho basado en instituciones sólidas, en toda la región.
c)
Entrenamiento y apoyo logístico permanente a las fuerzas armadas y a las fuerzas de seguridad de los países de la región, para habilitarles en el control efectivo de su territorio.
d)
Incremento de la inteligencia sobre el área, coordinada entre los países de la UE y los países de la región, tanto con medios humanos como con medios técnicos de inteligencia, vigilancia, adquisición de objetivos, y reconocimiento (ISTAR), incluyendo medios de satélite, para controlar a las milicias islamistas.
e)
Prioridad de la inteligencia en los estados miembros de la UE sobre elementos islamistas presentes en su territorio, y de las medidas de protección contra posibles atentados terroristas.
f)
Acciones militares puntuales de oportunidad contra las milicias islamistas, en coordinación con los países de la región, bien mediante fuerzas de operaciones especiales, bien con medios técnicos como aviones no tripulados.
Corolario
La inacción o la tibieza en este escenario harían crecer los riesgos hasta que fueran incontrolables, y podría traer consecuencias de incalculable gravedad para la seguridad de los países amigos del Magreb, del África Occidental, para nuestros socios europeos, y - lo que es más grave - para la propia seguridad de los españoles (y de sus bienes).
El Gobierno español debe comparecer ante el Congreso lo antes posible para recabar la preceptiva aprobación parlamentaria, tanto de la participación en la misión de entrenamiento, como del apoyo a la Operación Serval francesa, y debe hacerlo ante el Pleno, dado que es la práctica habitual, consensuada entre los grupos, ya que la operación se prevé larga y compleja, lo que puede requerir un incrementos futuros en la participación militar española.
En memoria de Enrique Meneses: periodista, escritor y fotógrafo.