Cuentan que en 1973, en plena crisis del petróleo, Leonid Brézhnev se reunió con un joven colaborador del ministerio de energía soviético; Brézhnev aparecía exultante, comentó que creía ver en la crisis energética graves dificultades para Occidente pero su colaborador lo disuadió, le dijo que las dificultades iban a ser para la URSS.
Este joven colaborador era Mijail Gorvachov. Aun así, cuando llegó al poder en 1985, se empeñó en reformar el sistema sin destruirlo, eso significaba continuar la carrera de armamento con USA, pero su intento en la armada soviética fracasó e inició la Perestroika que se lo llevó por delante. La transición en Rusia ha sido difícil y brutal, el fin del comunismo ha roto la URSS y su imperio se ha desmoronado. Luego, la aparición de mafias, intereses y poderes regionales, liderazgos centrífugos y una monumental crisis económica dejaron al país exhausto.
La política de Putin vino a suponer un punto de inflexión en las crisis que destruían Rusia; Putin sujetó a los gobernadores regionales como consecuencia del atentado en Osetia del Norte, ha conseguido reactivar la economía, crear un esbozo de clase media, someter a las mafias, recuperar cierta seguridad social, reorganizar la investigación y la educación, reestructurar el ejército y la policía, y convertir a Rusia, gracias al petróleo y al gas, en un buen proveedor y cliente consiguiendo que sea punto de llegada para la deslocalización occidental.
El palo y la zanahoria han conseguido frenar las ansias antirrusas de Ucrania y Bielorrusia, el miedo al fundamentalismo incrementa el papel militar de Rusia en las repúblicas de Asia central, y mejora la posición de los rusos étnicos en esos países, y con la excusa de la independencia de Kosovo en Servia (aliado de Rusia) Putin se ha permitido ocupar Abjasia y Osetia del Sur en Georgia, lo que convierte a Rusia en el único camino para el gas y el petróleo asiáticos hacia Europa.
Aun así, no podemos olvidar que Rusia ha sido objeto del mayor holocausto del siglo XX; en 1914 había 150 millones de rusos étnicos en lo que hoy es la Federación Rusa (una parte del antiguo imperio ruso) y en 1998 había 150 millones en el mismo territorio; ningún crecimiento a pesar de la natalidad y la ausencia de pandemias, sólo consecuencia de las matanzas y migraciones forzadas.
Este joven colaborador era Mijail Gorvachov. Aun así, cuando llegó al poder en 1985, se empeñó en reformar el sistema sin destruirlo, eso significaba continuar la carrera de armamento con USA, pero su intento en la armada soviética fracasó e inició la Perestroika que se lo llevó por delante. La transición en Rusia ha sido difícil y brutal, el fin del comunismo ha roto la URSS y su imperio se ha desmoronado. Luego, la aparición de mafias, intereses y poderes regionales, liderazgos centrífugos y una monumental crisis económica dejaron al país exhausto.
La política de Putin vino a suponer un punto de inflexión en las crisis que destruían Rusia; Putin sujetó a los gobernadores regionales como consecuencia del atentado en Osetia del Norte, ha conseguido reactivar la economía, crear un esbozo de clase media, someter a las mafias, recuperar cierta seguridad social, reorganizar la investigación y la educación, reestructurar el ejército y la policía, y convertir a Rusia, gracias al petróleo y al gas, en un buen proveedor y cliente consiguiendo que sea punto de llegada para la deslocalización occidental.
El palo y la zanahoria han conseguido frenar las ansias antirrusas de Ucrania y Bielorrusia, el miedo al fundamentalismo incrementa el papel militar de Rusia en las repúblicas de Asia central, y mejora la posición de los rusos étnicos en esos países, y con la excusa de la independencia de Kosovo en Servia (aliado de Rusia) Putin se ha permitido ocupar Abjasia y Osetia del Sur en Georgia, lo que convierte a Rusia en el único camino para el gas y el petróleo asiáticos hacia Europa.
Aun así, no podemos olvidar que Rusia ha sido objeto del mayor holocausto del siglo XX; en 1914 había 150 millones de rusos étnicos en lo que hoy es la Federación Rusa (una parte del antiguo imperio ruso) y en 1998 había 150 millones en el mismo territorio; ningún crecimiento a pesar de la natalidad y la ausencia de pandemias, sólo consecuencia de las matanzas y migraciones forzadas.