Las reacciones a la moción de censura de VOX al gobierno social-bolivariano del 21 de octubre han sido sorprendentes; las hay de todos los tipos: desde los que dicen que no es tiempo de mociones, y que por lo tanto sobra el parlamento, hasta los que dicen que era una maniobra de VOX contra el PP.
VOX ha hecho esta moción para liberarse de la tenaza de la censura a su alrededor y poder explicar a los españoles la nefasta gestión del gobierno, las dificultades del Estado de las Autonomías y las maniobras totalitarias del ejecutivo. Abascal indagó la posibilidad de que el candidato fuese Casado, buscar una personalidad independiente e intentó convencer a Casado de que se trataba de denunciar al gobierno no de que dieran los números. No lo ha conseguido; la moción más justificada de la historia ha sido objeto del ataque más decomunal del PP desde el discurso de Elche y eso que Casado decía que la moción no importaba a los españoles.
El PP ha demostrado que no reconoce el derecho de VOX a existir; aquello de "los conservadores al partido conservador, los liberales al partido liberal" se ha convertido en "todos a votar al PP".
La noticia del día fue el comunicado "antifa" suscrito por PSOE y todos hasta Bildu, entre la izquierda y los nacionalistas; demonizar a VOX, simplemente una escisión del PP de Aznar, apelando a un antifascismo contra un fascismo metafísico. Éstos no han visto un fascista ni en película.
El PP haciendo el caldo gordo a un PSOE que pacta con Bildu que es lo que más se acerca al fascismo nacional- bolchevique.
Ahora pactarán el CGPJ como quien se reparte cromos y la ruptura del régimen continuará sin sobresaltos.
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