La Historia, como todas las ciencias, busca la abstracción. Nos representamos mundos con categorías, semejanzas, simetrías, mundos homotéticos aun cuando la realidad sea caótica.
Es lo mismo, en este sentido, que establezcamos una Historia social, caracterizada por las grandes leyes de la historia con las fuerzas sociales, económicas y culturales, o que hablemos de comportamientos y hechos individuales pues reducimos estos hechos, ya sean conscientes o inconscientes, a categorías lógicas pero claro la realidad no se pliega a estas categorías.
En efecto, en la Historia los hechos de que se dispone se hallan con frecuencia seriamente limitados y no pueden ser repetidos ni empleados a voluntad. Además, han sido reunidos de acuerdo a un punto de vista preconcebido; las llamadas fuentes de la Historia sólo registran los hechos que parecían lo bastante interesantes para ser asentados, de modo que las fuentes sólo habrán de contener, por regla general, aquellos hechos que encajan dentro de una teoría preconcebida.
La historia es solamente uno de los mundos posibles. Azar y necesidad; sí, se produce el Big Bang por motivos desconocidos; todo tiene que ver con el azar, pero cada movimiento restringe al posterior. Somos una posibilidad en un millón, podemos soñar con mundos conscientes o inconscientes y podríamos haber sido otra cosa en el origen o en la existencia según las diversas lineas del tiempo, es decir en la ucronía o en la imaginación.
La reunión de todos los acontecimientos conscientes e inconscientes, lo que llamamos historia, solo podría ser conocida por Dios. En la Historia como ciencia elaboramos teorías interpretativas que cambian en cada generación por la aparición de nuevas pruebas o su pérdida de valor.
El conocimiento científico lo es sobre las pruebas. En la Política no contamos con datos suficientes, ya que desconocemos el futuro, por eso no es una ciencia sino un arte; no confundir con la Politología o Ciencia Política que elabora teorías abstractas mirando al pasado y sí es una ciencia.
P.D.*Cuando escribo historia con minúscula me refiero a la realidad, es decir al conjunto de los sucesos; cuando la escribo con mayúscula me refiero a la Ciencia Histórica.