Transcribo aquí el artículo
censurado al periodista y escritor Gregorio Morán por La Vanguardia, a
propósito del proceso catalán. Hay que recordar que en vida del padre del
actual propietario, Conde de Godó, el periódico se llamaba La Vanguardia
Española.
No estaba entre mis intenciones
escribir sobre la situación en Cataluña. Imaginaba que un lector habitual
estaría ya saturado y poco se podía añadir a lo ya dicho. Cambié de opinión a
partir de varios artículos que me han conmovido y que parecen exigir cierto
grado de compromiso. Basta citar los de Màrius Carol, de Xavier Vidal-Folch y
el sensible y rotundo de Isabel Coixet. No podemos callar aunque estemos en
pleno agobio veraniego y tengamos la sensación de que vivimos entre camellos
pero sin ninguna experiencia de beduinos. Los artículos son un llamamiento a la
responsabilidad y dejan una agridulce sensación de que estamos en un callejón
de difícil salida a la que nos han llevado los talibanes que nos gobiernan y
sus jaleadores, ¡que no supimos desenmascarar a tiempo!
Conozco a Màrius Carol desde hace
años; fuimos amigos durante algún tiempo y luego dejamos de serlo. Punto. Me es
indiferente que sea el director de este periódico (por 'La Vanguardia'), porque
a lo que voy es a que su artículo del sábado pasado –'Turbulencias'– me
conmovió y al tiempo me lleno de zozobra. “Cuesta entender lo que está pasando,
dice…Quedan días y veremos más cosas que no sorprenderán al mundo, pero sí que
nos dejarán sin palabras a los catalanes”. No es una amenaza sino un
desconsuelo que pretende aliviar una cita del socorrido Gaziel, que acaba en
una frase inexorable: “El separatismo es una ilusión morbosa que encubre una
absoluta impotencia”.
La gente de la CUP, más
ignorantes que jóvenes, han cometido una patochada que les define: un cartel de
Franco para los que rechazan la consulta
Escrito todo esto por quien tiene
muchas razones para conocer la situación mejor que yo, no deja de inquietar y
de obligarnos a postergar otros textos para asumir lo que se nos viene encima.
Cuando el tiempo pase, nadie querrá asumir nada, y repetirán, como en antiguas
épocas, “yo era un disidente al que nadie quería hacer caso”. Los “nadies” en
Cataluña se cuentan por miles y kilos de desvergüenza. Como en el resto de
España, más o menos. Los muchachos de la CUP, más ignorantes que jóvenes, han
cometido una patochada que les define. Un cartel de Franco para desprestigiar a
quienes rechazan el referéndum. No hay dictador en la historia de España que
haya convocado tantos referéndums como Franco y con un avasallador parecido con
este en cuanto a las manipulaciones.
Entre el pasado sábado y éste ha
ocurrido algo sumamente grave, dentro de las diversas gravedades de un proceso
condenado al fracaso. No como dicen los fantasmas llamándolo “choque de trenes”
sino a la ruptura brutal de la sociedad civil. ¡No seamos petulantes, aquí no
se trata de un choque de trenes, sino del enfrentamiento entre un expreso
antiguo y apolillado, frente a un tranvía conducido por reclutas del servicio
de transportes! Humildad por favor, abandonemos de una maldita vez el pujolismo
de los delincuentes de altura y admitamos que somos un tranvía con aspiraciones
de tren bala japonés.
Ahora bien, el 'cese' de Albert
Batlle como jefe de los Mossos d'Esquadra y su sustitución por el delincuente
legal, Joaquim Forn, –podría llamarse así a aquel que rompe la legalidad cuando
le peta en función de sus intereses políticos-. Lo hizo en los Juegos Olímpicos
del 92; la pitada al Rey; la campaña 'Freedom for Catalunya'… Es decir, que a
partir de ahora, quien controlará los Mossos d'Esquadra” es un tipo dentro de
toda sospecha, que no cumplirá la legalidad que no le exijan los ilegales. No
quisiera incluir aquí su amplio currículo como talibán de la barretina.
Estamos en manos de un personal
que bordea la ley, y que lo hace con el ánimo de no solo de incumplirla, sino
de imponer la suya, que no es otra que ir a la ruptura y provocar un conflicto
no solo cívico sino violento. Necesitan algún muerto que sirva de símbolo a la
asonada. En ocasiones pienso que estamos rememorando las guerras carlistas a
los que son tan agradecidos gran parte de estos fanáticos del enfrentamiento.
“Un muerto salvaría a Cataluña”, es el lema escondido entre los conspiradores
de esta farsa.
El nuevo conseller de Interior,
Joaquim Forn (i) y el director de los Mossos d'Esquadra, Pere Soler (d). (EFE)
Baste decir que Artur Mas
confiesa a los suyos que llegará el momento oportuno de ocupar los edificios
estratégicos de Barcelona. Seamos serios, con un líder de mando único como
Joaquím Forn, eso obligaría a situaciones sin salida y de alto riesgo para
vidas y haciendas, no solo para la ciudadanía pastueña que ve el panorama como
si no fuera con ellos.
Nunca se hizo tan evidente, desde
los tiempos del franquismo, el dilema de estar con el poder o contra el poder.
Y aquí entramos los plumillas. Los fondos destinados a diarios como 'Ara',
'Punt Diari', TV3, que superan Canal Sur de Andalucía o el canal de Madrid, que
ya es decir, cantidades de todos modos exorbitantes que pagamos todos los
ciudadanos, desde Cádiz a Girona, y donde sobreviven 7 directivos de TV3 con
salarios superiores a los 100.000 euros, podrán parecer una nadería frente a
las estafas reiteradas del PP, pero describen un paisaje. Cobrando eso, ¡cómo
no voy a ser independentista!
¡Qué simples somos cuando decimos
que esos medios no los ve ni los lee nadie! Se equivocan y por eso estamos
donde estamos. El columnista-tertuliano podrá ser despreciado, y lo merece,
pero crea opinión. En muchos casos es su única fuente de información. Son los
Jiménez Losantos del Movimiento Nacional catalán. ¿Acaso el viejo 'Arriba' del
franquismo, o 'Pueblo', o las agencias gubernamentales las leía alguien? Pero
estaban ahí, presentes, supurando la bilis contra el enemigo. Ayer como hoy.
Son una especie de diarios
virtuales, anónimos, a los que los idiotas echan una ojeada que les basta para
saber por dónde va la cosa. Perdónenme que eche mano de la memoria, mi pariente
más querida. ¿Se acuerdan del exilio de Joan Manuel Serrat en México durante el
franquismo? ¿Qué cosas venenosas no se dijeron y tanto en los medios de
Barcelona como en los de toda España? ¿Quieren que les haga un repaso de las
cartas al director en la prensa catalana? Por cierto, que entonces esa bazofia
se firmaba; ahora los canallas son anónimos.
¿Se han fijado en el interés
reiterativo en las fotos de Pujol hecho un pimpollo, como si apenas hubiera
salido del juzgado o de la Generalitat? Un intocable
Mi viejo amigo el nacionalista
vasco Iñaki Anasagasti inventó el feliz término de la “Brunete mediática” para
designar ese macizo de la raza castizo de la pluma y la palabra, que embiste
contra todo lo que ni le gusta ni entiende. Habría que recuperar ahora los
Nuevos Medios del Movimiento Nacional catalán. Te crujen por una disidencia, por
una opinión que no sea la de las instituciones corruptas de la Generalitat. ¿Se
han fijado en el interés reiterativo en las fotos de Pujol hecho un pimpollo,
como si apenas hubiera salido del juzgado o de la Generalitat? Un intocable.
Casi siciliano, entre Totò Riina y Berlusconi. Se ha iniciado su recuperación.
Los edecanes de antaño reivindican al Padrino. “¡Hizo tanto por nosotros!”
Tanto, tanto que se convirtieron en una familia de comisionistas.
Nos vamos al carajo, señoras y
caballeros, pero la diferencia entre Patria y Patrimonio se mantendrá intacta.
Es lo que suele ocurrir con este tipo de contrarrevoluciones pletóricas de
banderas, que siempre están pensando en el mañana. El presente siempre queda
para los sicarios y los tontos inútiles.