En realidad todo esto empezó en 1973, en ese año aconteció la llamada crisis del petróleo, por circunstancias político económicas derivadas de la guerra del Yom Kippur hubo una subida espectacular de los precios del oro negro. Una serie de empresarios y expertos vieron la necesidad de encontrar alternativas energéticas en la composición del pool. Había que buscar un estímulo a las tecnologías alternativas y a la busqueda de una asunción de los costes medioambientales.
En esa misma época se publicó un ensayo, del club de Roma, que reflejaba diversos estudios sobre las carencias futuras de materias primas. Unos años antes, se habían puesto en la picota de la opinión pública conceptos tales como la "sexta extinción", la disminución de biodiversidad y el peligro de una conflagración nuclear.
Estas inquietudes dieron como consecuencia el nacimiento de una nueva ideología "el neomaltusianismo". La evolución de la historia ha convertido a esto en el principal cuestionamiento de la sociedad existente; superado el comunismo queda el factor revolucionario, y en su radicalización casi religiosa, ecologista y medioambientalista.
Es parecido a lanzar una bola de nieve por la ladera, al final hay un alud.
Por otro lado, la vieja religión, que está en los cimientos del sistema, ha sido puesta en tela de juicio no sólo como fe sino como motor cultural; ya no vale el "creced y multiplicaos, poblad la tierra y dominadla".
Toda una serie de intereses confluyen en este movimiento: empresas eléctricas, partidos izquierdistas huerfanos, gobiernos ávidos de impuestos.
Las pretendidas verdades se alejan de la ciencia, ya no hablan de calentamiento global sino de emergencia climática, algo que hay que hacer de manera inmediata.
Se trata de una serie de confluencias; de la promoción descarada del aborto, la homosexualidad, el veganismo y el animalismo sin elaborar una teoría que unifique más allá de los sentimientos.
Es en el antiguamente llamado Occidente, donde los viejos resortes de la culpa y la pena se vuelcan en Gaia, la tierra, se busca la destrucción de Europa y la profetisa de la nueva religión es Greta.