20 jul 2018

NOM

La desaparición de la URSS trajo consecuencias geopolíticas parecidas a un cataclismo pero los que la vivimos en primera persona no notamos nada. A partir de ese momento se ha ido formando algo que recibe el nombre de Nuevo Orden Mundial y que se esconde detrás de una teoría de la conspiración increíble que lo protege de la exposición informativa de su auténtica peligrosidad. 



Aun así, con el paso del tiempo los efectos destructivos del auténtico NOM se hacen patentes, a pesar de la maraña políticamente correcta. Ciertamente lo más oscuro es el objetivo que los servidores del NOM buscan para sustituir al desaparecido Occidente, primera civilización cultural atacada por este virus. La infección es rápida y el exitus letalis se aproxima inexorablemente impidiendo un fin lento y dulce de nuestra civilización.




Hay un par de fuerzas en el sentido político territorial que actúan como consecuencia de lo anterior: los separatismos identitarios egoístas e irracionales, ganados por el odio y el desprecio supremacista, y la llegada masiva de inmigrantes en gigantescas oleadas producidas artificialmente por los agentes internacionales del NOM. 
Esto junto al neomalthusianismo que pone todo tipo de dificultades a la sociedad para salir del suicidio demográfico son las razones de la desaparición de nuestro mundo.

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