14 abr 2012

14 de abril

Con motivo de la conmemoración de la II República, se ha producido en Huesca un ciclo de conferencias y actos. Han hablado personalidades de la izquierda, pues hoy los viejos partidos republicanos, burgueses, son inoperantes o fueron liquidados en el 36 por el Frente Popular, como el Partido Republicano Liberal Demócrata cuyo jefe Melquíades Álvarez fue asesinado en Paracuellos.


















Quiero fijarme en dos conferencias: la del lunes 9 de abril y la del martes 10. El lunes habló Carmelo Romero que a la sazón es profesor titular de Historia Contemporánea en Zaragoza, dijo una serie de afirmaciones que a cualquiera le harían dudar de su moralidad científica. Como reseña el Diario de Alto Aragón, comenzó diciendo que el cambio de régimen hacia la República fue uno de los pocos que se ha realizado por votación, sin conculcar la legalidad.

















Pues no; si bien es posible cambiar de Constitución siguiendo el método establecido, los cambios de régimen siempre suponen un salirse de la legalidad previa. En esa ocasión tenemos uno de los ejemplos más claros: tras las elecciones municipales, se produjo una conspiración entre el ala derecha de los republicanos y el jefe monárquico Conde de Romanones quienes, fiando la victoria de las candidaturas republicanas en las grandes ciudades, consideraron el triunfo republicano; no pararon en reconocer que en realidad habían ganado por abrumadora mayoría las candidaturas monárquicas en el mundo rural, hablamos de una España fundamentalmente rural.




















Así pues, en votos y en concejales, ganaron los monárquicos, pero prefirieron creer que el voto en las ciudades era de más valor y que las elecciones municipales eran "constituyentes", y lo que es más importante convencieron al Rey, que se fue "para evitar sangre de españoles"; un Rey hundido en la crisis, la defección de Primo de Rivera, la traición de Romanones y el abandono de Sánchez Guerra. El Rey estaba deprimido por la muerte de su madre, por su alcoholismo, por su matrimonio y probablemente por sus remordimientos.




















Dice Carmelo que: "la monarquía vitalicia le retrotrae a épocas medievales", como si nuestra monarquía, la de ahora, no fuese en realidad sino una república coronada, al igual que en Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda, Reino Unido, Bélgica, Luxemburgo, Japón, y tantas más. No dice una palabra de las monarquías absolutas actual y realmente existentes, como Corea del Norte y Cuba, que sí son medievales.



























Dice que se asocia la República con la izquierda pero que en 1931 era una aspiración general; no hay que ser experto para saber que esto es falso, la República la trajo la izquierda y la entendió siempre como su patrimonio, de ahí la Ley de Defensa de la República y la Revolución del 34.


















En cuanto a la conferencia del martes, estuvo protagonizada por Carmen Negrín, nieta de Juan Negrín último Presidente del Gobierno republicano. Ella estuvo en su papel pues es su nieta, pero olvidó decir que Negrín era el hombre de Stalin en España; olvidarse de Stalin es mucho olvidar.




















Si lo que pretenden es ganar adeptos para la Tercera República, conmigo, que no soy monárquico, han perdido uno. Habría que recordar las palabras de Gregorio Marañón, republicano él, a propósito de los políticos republicanos. Como los de ahora, los políticos de la llamada izquierda eran un puñado de payasos que terminaron por vender el circo entero.

6 abr 2012

De la Arcadia feliz a Jauja

Cuando en España, y en todos los países del mundo, hay gente intentando construir un futuro posible con más o menos éxito, siempre existe el eterno grupito de iluminados que tiene la solución. Popper decía que un político decente era el que se dedicaba a resolver problemas y que la misión de obtener la felicidad, el paraíso en la tierra, era cosa de cada uno con su vida. Los iluminados, los que saben lo que hay que hacer, los pioneros que conocen el futuro, siempre son de dos tipos: los partidarios de la Arcadia feliz y los partidarios de Jauja.


































Arcadia, además de una región histórica y actual, es el nombre que ha quedado en la cultura occidental para evocar un sueño de armonía y de paz, un estado perdido y deseado en el que el ser humano vivía en equilibrio con la creación, un lugar donde el hombre no se sentía aún desarraigado. Durante más de dos mil años, mientras la guerra triunfa como modo legítimo de vida y el poder bendice sus sangrientas empresas, nunca han faltado voces poéticas que mantuvieran viva esa perpetua llamada bucólica a la simplicidad, ese mensaje de una felicidad posible
.






















Se dice que algo es Jauja cuando es genial, cuando es como el paraíso, cuando no hay nada malo, todo es alegría y felicidad, facilidades (atan los perros con longanizas), etc. Jauja es una provincia en medio del altiplano del Perú, muy célebre por la fertilidad del suelo, su paisaje verde y el aire saludable que se puede respirar allí. Y claro, con esas condiciones no es de extrañar que cuando se quiera hacer referencia a algo equivalente a un paraíso terrenal, se utilice Jauja en su lugar.






























Entre los seguidores de la Arcadia feliz encontramos a los carlistas soñando todavía con la recuperación de la España anterior a la reconquista, los ecologistas radicales que tienen por mito a Gaia, un organismo que reacciona a nuestra maldad empleando el calentamiento global, o a los nacionalistas de toda laya que suspiran por un mundo sin el eterno enemigo que ha ahogado las maravillosas disposiciones de su raza.









Entre los seguidores de Jauja están los comunistas, anarquistas y ciertos socialistas. Hay un devenir de la historia que de manera inevitable nos llevará al paraíso en la tierra; no importa que filósofos, economistas y sociólogos hayan refutado esto hasta la saciedad, no importa que, hasta desde la perspectiva del historicismo hegeliano, nada nos garantice un fin de la historia, todo da igual. Si para asaltar los cielos o recuperar Arcadia debe morir gente, ¿qué más da? La humanidad será feliz por los siglos de los siglos.










Hay personas que van más allá y participan de los dos mitos, se me ocurren los casos de Carrillo y Garaudy, antiguos (o presentes) comunistas que se apuntan ahora a defender el Islam radical.






















En la Biblia queda perfectamente establecido que a quienes no les interesa el mensaje, no hay que matarlos o arrebatarles bienes y mujeres; hay que salir de sus aldeas abandonando hasta el polvo de las sandalias.











Siempre recordaré unas palabras de Juan Carlos Onetti que sirven para ilustrar esta entrada: ¡qué Dios nos libre de los que creen en algo porque nos j...n!

5 abr 2012

Kim Philby

La noche del 23 de enero de 1963, Philby se dirigía con su mujer Eleanor a cenar a casa de Glen Balfour Paul, primer secretario de la embajada inglesa en Beirut, cuando de pronto mandó parar el taxi y se apeó para enviar un telegrama desde la oficina de Correos. Acostumbrada a las repentinas decisiones de un periodista en activo, Eleanor llegó sola a la fiesta, y dijo que esperaba a Philby de un momento a otro. Pero nunca llegó. Pasados unos días, éste reapareció en Moscú y ahí salió a la luz su realidad de coronel del KGB, agente de penetración en Occidente y espía ruso.
















Harold Adrian Russell Philby había nacido en La India, en el seno de una familia inglesa de clase alta algo venida a menos; su padre había sido un importante funcionario en Exteriores y el responsable de la victoria de Ibn Saud en Arabia, con el tiempo llegó a convertirse al Islam y fue uno de los pocos occidentales capaces de especular en el mercado de las perlas o de visitar La Meca.












El joven Kim sería apodado con ese nombre a partir del protagonista de la novela Kim, escrita por Rudyard Kipling, cuyo argumento versa acerca de un joven niño de la India, de origen irlandés, que actuaba como espía para los británicos durante el siglo XIX.




















Tras pasar por las public schools propias de su clase (Westminster), estudió en Cambridge donde perteneció a la famosa cofradía de los apóstoles al igual que Keynes, muchos del grupo de Bloomsbury, los fabianos etc.





















Es en la universidad, en ese bastión de las clases altas, donde se convertirá en marxista, gracias a sus clases de Economía e Historia y sobre todo gracias a Maurice Dobb.










Parece que su captación para el espionaje se realizó en Viena durante la intentona revolucionaria contra Dollfuss; no sabemos quién lo captó pero sí los nombres de algunos de los directores de agentes que tuvo: Arnold Deutsch (nombre código Otto), Theodore Maly (código Man, "hombre") y Alexander Orlov
.




















Se estrenó como espía en la Guerra de España, a donde fue bajo la cobertura de periodista del conservador Times. Sus crónicas fueron tan apasionadamente franquistas que Franco lo condecoró; mientras, creaba una red en el seno de la Legión Cóndor con alemanes que creían estar espiando para Inglaterra cuando lo hacían para la URSS.










Estuvo al frente de la sección soviética del MI6 (SIS) y formó parte del "club de te" (comité de coordinación) con la CIA y los franceses. Colaboró con el escritor Graham Greene combatiendo a los nazis. Desde su puesto destrozó el espionaje occidental y protagonizó, entre otras hazañas, el boicot a un posible acercamiento del Abwehr al gobierno británico durante la Segunda Guerra Mundial, que hubiera podido cambiar el curso de la historia; destrozó a la resistencia anticomunista en Albania; proporcionó material de información nuclear a Rusia y mantuvo a Occidente a oscuras en lo que pudo.











En su célula estuvieron Guy Burgess, Donald Maclean y Anthony Blunt y sólo cayó cuando el número dos del espionaje polaco se paso a la CIA y aun así le dio tiempo a escapar.
















































Esta es la vida de Kim Philby, traidor a su país, traidor a su clase, sólo fiel a su religión marxista y al "Gran Juego". Su vida inspiró, al menos en parte, la novela "El Topo" de John Le Carré.













3 abr 2012

Mingote













En este momento me he enterado de que ha muerto Mingote. Hay elementos, gentes que a lo largo de tu vida van marcando tu existencia y los dibujos del genial Mingote son uno de los míos. Nace Mingote en Sitges pero la profesión de su padre, lutier y profesor de violín, le llevan a vivir en Teruel donde comienza sus estudios y su desarrollo en la vida.























A los 17 años se ve metido de lleno en la Guerra Civil; en ella llegará a tomar él solo Teruel (por ausencia del enemigo), en su última toma por las fuerzas nacionales. Con esa edad será alférez provisional, luego no llegará a terminar la carrera de Filosofía y letras en Zaragoza, y en Madrid destacará en la revista satírica "La Codorniz" y en el ABC donde hará un dibujo diario durante 53 años.























Excelente persona y dibujante, llegará a comprender tan bien la condición humana y española que llegará a hacernos reír con el mejor humor, aquel que se ríe de lo que somos todos. Mingote estará en la Academia por toda su obra pero sobre todo por su serie de "Un Hombre Solo", donde un náufrago en una isla desierta nos ilustrará sobre la naturaleza humana.





















Adiós Mingote y hasta siempre.

2 abr 2012

La ciencia como religión

Recuerdo cierta vez en la que estuve cenando con un empresario quien me comentó su visión de la vida como un producto de la ciencia; el individuo en cuestión era refractario no sólo a cualquier idea religiosa sino, él decía, a cualquier inquietud de esa índole. Todo en el mundo se reducía a una creciente importancia del conocimiento científico que iría resolviendo los problemas, desentrañando la existencia y no dejaba sitio para ninguna otra cosa.
























Como bien hubieran podido decirle los filósofos metodológicos (Wittgenstein), su visión de la ciencia no era científica sino religiosa. Así también cuando se introdujo el euro en el año 1999 todos nos congratulamos porque creímos en lo que nos decían los estudiosos de la Economía. Nos ahorraríamos el pago de las tasas de cambio, podríamos viajar por una Europa sin fronteras y sin cambiar moneda y también alejaríamos de nosotros la pesadilla de la máquina del dinero accionada por un político demagogo. Un gran futuro se abría ante nosotros sancionado por "los científicos".






















Pero hubo dos personas que me mostraron su desacuerdo y que me lo razonaron. Un amigo que había sido bancario y que estaba retirado me explicó que era imposible una sola moneda y 17 políticas económicas diferentes, sobre todo con la posibilidad de creación de dinero que tienen los bancos y el Estado aunque no posean la máquina de la moneda. Así mismo un pequeño empresario de maquinaria agrícola me dijo que el euro hundiría la competitividad de España al no poder hacer devaluaciones tras los calentones económicos. Popper decía en su obra "La Sociedad Abierta y Sus Enemigos" que la verdad científica es parcial, temporal y basada en las pruebas que hay; luego puede ser refutable aunque no es absolutamente relativa pues está basada en las pruebas existentes por lo que será relativamente relativa.


















La diferencia entre los a priori y los a posteriori, entre las verdades a priori y las a posteriori, es que la "verdad" científica forma parte de un subconjunto de las verdades a priori, siendo las verdades a posteriori no científicas.
Por ejemplo, el hecho de que la tierra no ha chocado nunca con un bólido susceptible de destruirla es una verdad a posteriori, es evidente en sí y no es científica.






















Deberemos colocar a la ciencia en su sitio, como un arma capaz de indicarnos un camino pero no una religión o un desiderátum excluyente.












"Creí que por influjo de ellos la verdad había cambiado la casulla por la bata blanca, el templo por el laboratorio, la fe por la hipótesis demostrada. podía suponer que practicaran algún tipo de pasión en sus ratos libres, pero no que fueran tan humanos. He tenido que plegarme a la evidencia. La lista de sus debilidades es larga. Científicos falaces, marrulleros, codiciosos, drogatas, podridos de envidia. Científicos que supeditan el rigor al éxito, que inventan o suplantan la sabiduría, que alcanzan fama con el fruto de sus plagios, que someten a los propios hijos a investigaciones arriesgadas y dolorosas, que ponen su cerebro al servicio de ejércitos y tiranías. Los hay, no obstante, de una honradez suprema. se cuenta de Gerolamo Cardano (1501-1570) que calculó la hora exacta de su propia muerte. La tal hora lo pilló con una salud de roble. consecuentemente atajó el error suicidándose."


Fernando Aramburu