La situación en relación con la gripe, que se ha dado en llamar porcina, es esperpéntica. Se está llegando a un punto de auténtica histeria colectiva y lo cierto es que, en su incidencia y virulencia, no se diferencia mucho de la gripe estacional.
Da la impresión de que lo que se busca es encuadrar y asustar a la gente para que olviden la crisis económica y cómo está afectando a sus vidas. La medida de custodiar los antivirales, de escasa acción contra la gripe, en las instituciones de salud pública, la vacunación generalizada sin haber dado tiempo a comprobar la eficacia e inocuidad de las vacunas y la utilización de dudosos aceleradores de la acción inmune, ponen de manifiesto que hay grandes dosis de improvisación, cuando no intereses inconfesables.
Da la impresión de que lo que se busca es encuadrar y asustar a la gente para que olviden la crisis económica y cómo está afectando a sus vidas. La medida de custodiar los antivirales, de escasa acción contra la gripe, en las instituciones de salud pública, la vacunación generalizada sin haber dado tiempo a comprobar la eficacia e inocuidad de las vacunas y la utilización de dudosos aceleradores de la acción inmune, ponen de manifiesto que hay grandes dosis de improvisación, cuando no intereses inconfesables.
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