La sentencia que se ha dictado, a los acusados del golpe en Cataluña, demuestra negro sobre blanco que en España no existe auténtica separación de poderes.
Fue Alfonso Guerra quien dijo aquello de que Montesquieu estaba muerto, que no conocía a ese señor. Los jueces han esperado a hacer pública la decisión el tiempo conveniente, han dictado una sentencia por "unanimidad" y han condenado por sedición y no por rebelión de manera que la pena sea la menor posible. Y ahora ¿qué? La propia sentencia permite el tercer grado para Navidad y la decisión la tiene la administración Gencat (Torra); está por ver lo de los indultos y el recurso a Estrasburgo.
Las reacciones a la condena por parte de los CDR, que vieron disminuir su influencia el 1 de octubre, han sido las esperadas; desarrollar un plan de bloqueo de las comunicaciones personales en toda Cataluña, luego es probable que decaigan. Torra ladrará mucho pero se tentará la ropa. En Cataluña nada es lo que parece.
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