4 oct 2011

Venecia

En un reciente viaje he podido conocer los orígenes de la República de Venecia que consiguió ser un poder independiente entre el año 600 DC y el siglo XVIII cuando cayó en manos de Napoleón, con un importante papel como potencia marítima en el Mediterráneo y en el comercio de la seda y las especias con Extremo Oriente.




















Cuando fue destruido lo que quedaba del Imperio Romano de Occidente en el 476 después de
Cristo, depuesto el emperador Rómulo Augústulo por el líder de los
hérulos Odoacro, la situación se desmoronó completamente.




















Los bárbaros campaban por sus respetos en el solar imperial, y la peste junto con la crisis económica destrozaban la sociedad; desde las poblaciones del este de lo que luego sería Lombardía y el territorio que sería el Véneto (se constata la presencia de personas procedentes de Padua), grupos de refugiados fueron a parar a un lugar inhóspito en la costa adriática de Italia. Se trataba de islotes y marismas insalubres que los romanos habían despreciado para poblamiento. Ahí, sólo había pequeñas aldeas de pescadores dálmatas que sobrevivían pobremente; la primera zona de asentamiento fue lo que actualmente se llama Lido.






















El poblamiento de la laguna fue paulatino, de manera que se crearon complicados sistemas de defensa que incluían el conocimiento de rutas seguras de navegación en la laguna y el secreto de estas rutas. La pesca, la piratería y el transporte de mercaderías en connivencia con el Imperio Romano de Oriente fue el comienzo de su riqueza; el comercio de la sal y de mercancías como la seda y las especias crearon el momento de esplendor de la República Serenísima de Venecia.















Acertó al aliarse con los francos contra los longobardos. Acertó al aliarse con el Imperio Bizantino contra los normandos. Acertó en su benevolencia y tolerancia con el Islam, de manera que al estar el Imperio Bizantino en guerra con los árabes, éste no podía traficar sin gran riesgo y fue entonces cuando las naves venecianas iban a Alejandría, Beirut y Jaffa, monopolizando aquel comercio.




















La toma de Constantinopla por los turcos en 1453 marcó el principio de la decadencia. El descubrimiento de América desplazó las corrientes comerciales y Venecia se vio obligada a sostener una lucha agotadora contra los turcos.





















Aún sobrevivió hasta caer en manos de Napoleón quien se repartió el Veneto con Austria, tras la derrota napoleónica ésta se apoderó de todo; luego, de nuevo independiente, optó por unirse voluntariamente a la nación italiana a mediados del siglo XIX.

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