7 may 2010

Películas

A propósito de lo escrito en la anterior entrada, también voy a hablar un poco de mi relación con el cine.


















Mi carrera comienza en un pequeño cine de barrio, que ya cerró, especializado en reestrenos a donde me llevaron a ver mi primera película: "Blanca Nieves y los Siete Enanitos", aquello me produjo fascinación y conseguí que me llevaran a ver otra de Walt Disney, en esa ocasión "Pinocho".









Tiempo después no pude ver, en el mismo cine, la película "Policía Montada del Canadá" por ser reservada a mayores de 14 años; eran otros tiempos. A partir de ahí, no había sábado que no fuese al cine del colegio donde llegaron a crear un cine club; de esa época es también un programa televisivo, "Sesión de Tarde", en el que se podía ver un elenco del cine clásico de aventuras, quizá un poco antiguo pero muy interesante; precisamente repetían con fruición los kilómetros de metraje que los americanos habían grabado durante la Segunda Guerra Mundial.























La televisión de entonces producía también excelentes telefilms, que eran fuente de entretenimiento, recuerdo por el impacto que me producían "Viaje al Fondo del Mar" y "Viaje a las Estrellas (Star Trek)".










Después ya empecé a ir, junto con mis amigos, a series de reestreno que los miércoles por la noche daban en algunos cines; íbamos también a cineclubs de Pamplona abriendo un poco el espacio.










En la transición se pusieron de moda los cines de arte y ensayo, donde veíamos películas que, o no se habían estrenado en España (por la censura) o si se habían estrenado habían estado prohibidas como el Acorazado Potemkin.






















Poco a poco esos cines empezaron a exhibir películas de la época, pero del cine del Este o las europeas llamadas de autor. Recuerdo haber visto todo Rohmer, todo Godard, Truffaut, etc.









Durante años estuve yendo a la sesión golfa y barata de los miércoles, a películas comerciales de estreno, y sólo con el tiempo, por los estudios y luego el trabajo, la frecuencia disminuyó.










































Pero entonces apareció el vídeo y después el DVD, lo que te permitía ver en casa lo que quisieras, clásico o de actualidad, sin ir a las salas. Hoy día, con Internet puedes ver prácticamente todo, incluidas series de televisión de éxito, pero eso sí muy de vez en cuando y para películas espectaculares me sigue gustando ir a la sala oscura.

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