En un pequeño cementerio en Los Ángeles, entre los rascacielos de
Westwood, al lado de Beverly Hills, en un puñado de metros cuadrados
descansan los cuerpos de Jack Lemmon, Walter Matthau y Billy Wilder. En
la lápida del cineasta se lee: "Soy escritor, pero es que nadie es
perfecto". Hace tiempo, Tony Curtis prometió que en su lápida grabarían
la frase "Tony Curtis: nadie es perfecto". El miércoles Tony Curtis
falleció en Las Vegas, adonde se había mudado con su quinta y última
esposa hacía una década; su familia sabrá si respetará esa decisión. (Continuar necrológica de El País)
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