El Evolucionismo es un paradigma científico que se ha transmitido como teoría a la disciplina prehistórica desde sus orígenes, debido a la fuerte influencia de las ciencias naturales, como la Paleontología y, concretamente, de la obra de Darwin: "El Origen de las Especies y El Origen del Hombre".
Debido a que el Evolucionismo se basa en datos empíricos muy limitados, su desarrollo teórico ofrece muchas variantes, casi todas relacionadas con dos problemas fundamentales: la escala cronológica y el motor del cambio evolutivo. Por esta razón, este enfoque teórico se ha establecido en diferentes paradigmas científicos arqueológicos, siendo en algunos casos muy radical (los seres humanos pasan por una serie de estadios fijos e inevitables), hasta otros mucho más moderados (la evolución de cada grupo humano tiene particularidades propias, pero en sus fases se repiten características generales que suelen parecerse).
Por otro lado, también puede diferenciarse el evolucionismo que cree ver que todos los cambios se dirigen hacia un destino concreto... (Teleología), frente a otras visiones que piensan que, dentro la inevitabilidad del cambio, éste no siempre supone un progreso y que, además, existe la regresión (involución) y diversos caminos posibles a tomar, a lo largo de la evolución.
Desde el punto de vista de la metodología científica, el Evolucionismo no pasa de ser una hipótesis que no alcanza el rango de teoría científica ya que no es susceptible de comprobación o refutación. Responde únicamente al argumento de la navaja de Ockham de no multiplicación de los entes.
Las dificultades termodinámicas, las dificultades en algunos pasos evolutivos son tan importantes que, hoy por hoy, es imposible crear un mecanismo científico (modelo) evolutivo coherente.
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