14 feb 2010

El Vaticano

En 1870 se producirán una serie de revoluciones que darán lugar a la conformación política de dos grandes naciones históricas, a saber: Italia y Alemania.












Hasta ese momento, estos territorios eran espacios geopolíticos, históricos, geoeconómicos pero no eran naciones políticas ni siquiera estados independientes.








En el caso de Italia, el proceso de unificación se puede resumir así: a comienzos del siglo XIX la península itálica estaba compuesta por varios estados (Lombardía, bajo el dominio austríaco, los Estados Pontificios, el reino de Piamonte, el reino de las Dos Sicilias, entre otros.





















Los liberales italianos partidarios de la unificación y los fuertes intereses económicos crearon un ejército que, capitaneado por Garibaldi, ofreció la corona de Italia al rey de Piamonte Victor Manuel II.























Para realizar el proceso, fue necesario tomar los Estados Pontificios y al final la ciudad de Roma. Viendo que no podía defenderse militarmente el Papa Pío IX dejó que se tomara Roma sin disparar más que una salva de cañonazos como testigos de que era una entrega forzada.
















El Papa se refugió en el castillo de Sant'Angelo, y allí permaneció hasta que, sintiéndose enfermo, Victor Manuel consiguió un arreglo diplomático y el levantamiento de la excomunión que pesaba sobre él. El Papa volvió a residir en el Vaticano y a ejercer de obispo de Roma pero el contencioso seguía existiendo.












Benito Mussolini que capitaneando una facción escindida del PSI en su ala izquierda pero fuertemente impregnada de nacionalismo italiano, no en vano Mussolini había participado en la I guerra mundial en las filas del ejército italiano, había tomado el poder en Italia al mando del partido fascista, decidió resolver el contencioso y restablecer las relaciones fluidas con el Vaticano.










Mussolini era muy radical en su planteamiento político, pero era un hombre inteligente y entendía el beneficio que suponía para Italia el que la cabeza visible de la Iglesia Católica residiese en Roma y el problema que suponía que el Papa residiese en un país de soberanía extranjera.










El resultado de las negociaciones fue el pacto de Letrán en sus tres vertientes, acuerdo de paz con el Vaticano, tratado constitutivo de la Ciudad Estado del Vaticano y concordato con la Iglesia Católica de Italia.







Desde ese momento existe un país independiente que es el más pequeño del mundo pues sólo tiene la plaza de San Pedro, los edificios anejos incluido el Vaticano, un puente sobre el Tíber, el castillo de San'Angelo y un caserón de verano en Castel Gandolfo que es territorio italiano pero tiene extraterritorialidad.












También es el Estado con menor número de ciudadanos, ya que la mayoría de los residentes son extranjeros, los ciudadanos se reducen al Papa, los miembros y secretarios de su gobierno y los embajadores vaticanos que, claro, residen fuera, además todos menos el Papa pueden recuperar su nacionalidad de origen al retirarse, según lo pactado en los concordatos de las diferentes naciones. De esta manera el Papa goza de su propia soberanía e Italia no pierde en la práctica territorio. Era Papa de la Iglesia Católica, Pío XI.

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