Muy atrás, incluso debajo de la historia política (la que tiene nombres propios), hay unas corrientes soterradas, que llamaremos intrahistóricas, marcando unas tendencias cuyo origen se pierde en el tiempo pero que van perdiendo fuerza bajo el dominio de los desarrollos técnicos.
Uno de estos mecanismos, relatado en "Los Siete Pilares de la Sabiduría", es el que se produce entre el Yemen, el desierto árabe y la zona mesopotámica. El Yemen fue llamado en el pasado Arabia feliz; protegido por altas montañas con abundantes acuíferos y manantiales, tenía una agricultura rica lo que provocaba un fuerte crecimiento de la población, esto traía disturbios políticos cuya consecuencia era la expulsión de tribus sobrantes al desierto.
Estas gentes tenían dos opciones: morir de hambre y sed o aprender a sobrevivir en el desierto. Los que sobrevivían se convertían en el aporte humano fundamental del nomadismo árabe. Pero los nómadas hostigaban sin descanso las abiertas fronteras de Iraq, país bañado por los ríos Tigris y Eúfrates y, por lo tanto, de pujante agricultura; los nómadas eran la aportación humana más importante para Mesopotamia.
Otra corriente se producía entre las tribus procedentes de Asia que penetran en Europa occidental, otra intermitente es la de los pueblos que atraviesan el estrecho de Gibraltar hacia Europa y citar por último la marea humana que penetró por el estrecho de Bering, cuando estaba libre de hielos al final de la glaciación, y fluyó por América hacia el sur.
Incluso Thor Heyerdal ha demostrado una comunicación de este tipo, esta vez marina, entre las costas de Chile y las islas del Pacífico.
Pero el desarrollo de la era tecnológica dificulta la continuidad o quizá lo vemos demasiado cerca para apreciarlo. Por eso el descubrimiento, exploración y colonización de América es un hecho organizado y consciente de magnitudes descomunales, realizado por un puñado de naciones europeas y creando una neo Europa. Entre estas naciones está España; siempre sorprende la perspicacia de Werner Herzog para representar la aventura equinoccial de los marañones de Aguirre.
Como dejó dicho Ramiro de Maeztu: "El mismo año en que llevamos la Cruz a la Alhambra descubrimos el nuevo continente. Fue un 12 de octubre, el día en que la Virgen se apareció a Santiago en el Pilar de Zaragoza. La corriente histórica nos hacía tender la Cruz al mundo nuevo".
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