9 feb 2010

Salud pública

Cuando se estudia la salud y la enfermedad, hay dos formas de hacerlo: una aplicación clínica donde se ven enfermos de forma individual, incluso en actividades preventivas, vacunas etc., y otra consistente en analizar la salud de las poblaciones estudiando tasas de morbilidad, mortalidad, incidencia y prevalencia, lo que sirve para realizar el diagnóstico de salud de la población, lo que permitirá a su vez realizar planes y programas para la mejora de la situación de salud de la población.



















Ambas formas son complementarias y ligadas una a la otra; los planes pondrán en marcha centros de salud donde los profesionales sanitarios tratarán clínicamente a los enfermos, harán educación sanitaria y llevarán la parte clínica de la aplicación de los programas preventivos.










En los departamentos de Salud Pública, sin embargo, se realizará la planificación de las tareas preventivas, educativas y los análisis epidemiológicos necesarios. Los profesionales de Salud Pública cuidarán también de la prevención en salud, teniendo en cuenta la acción sobre el medio ambiente y la promoción de estilos de vida saludables, así como la higiene alimentaria cuidando de que se aplique la legislación alimentaria y evitando las enfermedades producidas por los alimentos.





















En estos departamentos se ha producido, desgraciadamente, el atrincheramiento de ciertas actitudes políticas desprestigiadas en otros ámbitos de la vida social y económica.


















Junto a una valoración excesiva y cerril del concepto de igualdad, se da un absoluto desprecio de la libertad que nos hemos dado constitucionalmente. Utilizando el caballo de Troya de la defensa de la salud, se cuela de matute toda una serie de valores políticos de índole izquierdista. Es una pena, ya que se malversa la necesaria e importante labor que la Salud Pública realiza.


















Para muestra la reciente ley del tabaco o las, cada vez menos disimuladas, presiones para cambiar los hábitos alimentarios no por la vía de la educación y la información sino por la vía de la imposición.



















Los valores superiores del ordenamiento jurídico son: la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político y no la dictadura de la salud.

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