20 jun 2010

El problema de Bélgica

Bélgica está lingüísticamente dividida. Tiene dos lenguas principales; el 60% de su población, principalmente en la región de Flandes, habla neerlandés, mientras que cerca del 40% habla francés (en la región de Valonia, al sur, y en la región de Bruselas-Capital, una zona oficialmente bilingüe que acoge también una minoría de hablantes de neerlandés). Menos de un 1% de los belgas vive en la Comunidad germanófona, al este del país. A menudo, esta diversidad lingüística lleva a conflictos políticos y culturales, y se refleja en el complejo sistema de gobierno de Bélgica y en su historia política.
















La Revolución belga de 1830 llevó al establecimiento de una Bélgica independiente, católica y neutral, bajo un gobierno provisional. Desde la instalación de Leopoldo I como rey en 1831, Bélgica ha sido una monarquía constitucional y una democracia parlamentaria. Entre la independencia y la II Guerra Mundial, el sistema democrático evolucionó de una oligarquía caracterizada por dos partidos principales, los católicos y los liberales, a un sistema de sufragio universal que ha incluido un tercero, el Partido Socialista, y un papel fuerte para los sindicatos. En sus orígenes, el francés, que era la lengua de la nobleza y la burguesía, era la lengua oficial. Desde entonces, el país ha desarrollado un sistema bilingüe en neerlandés y francés.














Las instituciones políticas de Bélgica son complejas; la mayoría de los poderes políticos están organizados alrededor de la necesidad de representar a las principales comunidades lingüísticas. Los partidos más importantes de cada comunidad pertenecen a tres familias políticas principales: los liberales, los democristianos y los socialdemócratas. Otros partidos importantes, aunque más jóvenes, son los partidos verdes y, especialmente en Flandes, los partidos nacionalistas de ultraderecha. Influyen en la política varios grupos de presión, como los sindicatos y la Federación de Empresas de Bélgica.


















La división del país en una zona neerlandófona, otra germanófona y otra francófona era un asunto muy delicado; surgieron muchas protestas puesto que, en la frontera, convivían los dos grupos lingüísticos y en el sistema anterior los habitantes tenían el derecho a ser atendidos en las dos lenguas.









Para proveer de una solución a estas cuestiones, en 27 municipios que están en una de las fronteras lingüísticas, se sigue no aplicando el principio de territorialidad. Asimismo, como en seis pueblos flamencos alrededor de Bruselas vivían muchos francófonos, por lo que, antes, la administración era bilingüe, se les dan las mismas facilidades lingüísticas. En muchos aspectos, los cambios ocurridos en 1963, no representan mucho, sino que entonces se establece de una vez por todas el status quo.



















La ley del 14 de julio de 1993 se creó para establecer un único Estado federal, basado en tres niveles:
1. Las tres regiones (que difieren de las comunidades lingüísticas con respecto a la Comunidad germanófona y la región de Bruselas):
la Región de Flandes, la Región de Valonia y la Región de Bruselas-Capital.
2. El gobierno federal, con sede en Bruselas.
3. Las tres comunidades lingüísticas: la Comunidad flamenca (es decir, de lengua neerlandesa), la Comunidad francesa (es decir, de lengua francesa), la Comunidad germanófona (es decir, de lengua alemana)


















El origen del conflicto que divide Bélgica desde hace años es el distrito de Bruselas-HalleVilvoorde que engloba a 19 municipios de Bruselas y 35 de la provincia flamenca de Brabante. En seis municipios con alta presencia de francófonos, éstos disfrutan de "facilidades administrativas" especiales que les permiten dirigirse a la justicia en su propia lengua y votar a partidos francófonos en Bruselas. ¿De qué se quejan los flamencos? Rechazan este trato especial.











Los flamencos que viven en Valonia no disfrutan de las mismas prerrogativas. Por eso, exigen dividir el distrito, lo que facilitaría la delimitación de sus fronteras en una hipotética independencia. La supuesta invasión del idioma galo está siempre presente en el discurso nacionalista.








La gran Holanda de 1830 se ha dividido políticamente de forma pacífica, pero desde 1944 han visto la necesidad de unificarse económicamente y lo han hecho, tras la II Guerra Mundial, en 1947 en el BENELUX.










A pesar de las dificultades actuales, me atrevo a pronosticar que los belgas se entenderán de forma pacífica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"·Los flamencos que viven en Valonia no disfrutan de las mismas prerrogativas." Eso no es así. Le voy a explicar cómo los flamencos disfrutan de las mismas prerrogativas en Valonia.

En Valonia (dentro de la Comunidad Francesa) hay ayuntamientos de facilidades como los que existen Flandes. Dejando aparte el territorio valón que pertenece a la Comunidad Germanófona, en el territorio Valón de la Comunidad Francesa existen de tres tipos facilidades lingüisticas. Bilingües de neerlandés y francés para proteger a la minoría flamenca en Valonia: ayuntamientos de Comines-Warneton (Komen-Waasten), Enghien (Edingen), Flobecq (Vloesberg) y Mouscron (Moeskroen). Bilingües de alemán y francés para proteger a los germanófonos que viven en la zona de la Comunidad Francesa de Valonia: Waimes (Weismes) y Malmedy. Trilingües de alemán, francés y neerlandés en zonas de la Comunidad Francesa con población que habla las tres lenguas: Baelen, Plombières (Bleyberg), Welkenraedt (Welkenrath).
Además dentro de Valonia hay una zona que oficialmente no es fracófona y está gobernada en asuntos culturales y educativos por la Comunidad Germanófona y donde la Comunidad Francesa no tiene jurisdicción. El territorio de la Comunidad Germanófona tiene algunos ayuntamientos con facilidades lingüisticas para las minorías francófonas: Amel (Amblève), Büllingen (Bullange), Burg-Reuland, Bütgenbach, Eupen, Kelmis (La Calamine), Lontzen, Raeren y Sankt Vith (Saint-Vith).

Las facilidades lingüisticas garantizan que las minorías linguísticas autóctonas belgas de tamaño importante permanecen protegidas. Sólo hay dos minorías lingüisticas autóctonas que no están protegidas en Bélgica y ambas están en extinción. Una es la minoría de habla luxemburguesa/lorena de la Provincia de Luxemburgo que está siendo asimilada rapidamente al francés. La otra es la minoría francófona de algunas grandes ciudades que tenían una minoría francófona (principalmente Lovaina y en mucha menor medida Amberes y Gante) que está siendo asimilada al neerlandés. Cuando se negociaron las facilidades ambos casos estabán ya muy minorizados y no se tuvieron en cuenta en la negociación. Además los flamencos nunca habrían aceptado el bilingüismo en las grandes ciudades flamencas.

Estos dos casos de minorías linguísticas autóctonas no protegidas son los que impided a Bélgica poder firmar la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales. Los flamencos han dejado muy claro que jamás reconocerán derechos de minoría lingüistica a los francófonos de las grandes ciudades. Además firmar la Carta significaría perpetuar el sistema de facilidades lingüisticas para siempre, y los flamencos pretenden que desaparezcan. Los flamencos ven las facilidades como una solución provisional que debe desaparecer. Para ellos fué el pago que tuvieron que hacer a cambio de fijar de manera permanente las fronteras lingüisticas, que antes cambiaban con censos lingüisticos que expandían el francés hacia el norte.

No se crea todo lo que dice la prensa nacionalista belga, en esta caso nacionalista flamenca. Bélgica tiene una administración complejísima, cara y muy muy ineficaz. Pero gracias a esa administración ineficaz e inútil nadie puede decir que se siente una minoría, pues todos reciben el tratamiento de mayoría, aún siendo en realidad una minoría en su propia casa. Esta adminsitración belga ineficaz ha garantizado muy bien la convivencia hasta ahora y, a diferencia de España, nunca ha habido muestras de terrorismo ni de violencia nacionalista, salvo los disturbios contra los francófonos que hubo en 1968 en la Universidad de Lovaina.

interbar dijo...

El problema en España es que los funcionarios de ciertas zonas tienen que ser competentes, no sólo hablar, en la lengua regional; lo que en la práctica restringe los puestos de funcionarios a los hablantes de la lengua regional. Tampoco se entiende que los niños deban ser escolarizados exclusivamente en la lengua regional y no en las dos cooficiales. Hay países como Brasil o Alemania donde es posible estudiar en español sin problemas y no es lengua oficial. En el País vasco el 80% es de habla española, en Cataluña el 50%.