6 jun 2010

La lengua catalana









Como ya he expuesto en otras entradas del blog (presionar
aquí), la prosperidad de Cataluña no ha ido asociada, hasta ahora, a la elevación de la autonomía y las señas de identidad.



















Una de las cuestiones más candentes, que despierta más pasiones, en la Cataluña actual es la cuestión del idioma.


















A mi modo de ver, esto está relacionado con la percepción de la decadencia de España por parte de la burguesía industrial catalana, y, claro, de varias maneras. Hasta 1975, la pequeña y la media burguesía estaban ejerciendo una lucha y un despertar de la cultura catalana radical; la gran burguesía lo hacía más de boquilla, ya que en privado se desenvolvía en español. Luego, la llegada de los inmigrantes, que procedentes de áreas de habla española, vino a asociar al español con el proletariado; también existía una pequeña burguesía de habla española y procedente del exterior, abundante en Barcelona.

















El increíble crecimiento de la industria y la economía catalanas, asociado al proteccionismo, influía en el desarrollo no solamente de la Barcelona metropolitana sino de todas las provincias catalanas, el viajero se quedaba sorprendido al ver la pobreza de amplias áreas de Castilla y Andalucía.

















En otra época, por ejemplo en la de Aribau, el comportamiento de los catalanoparlantes se parecía al comportamiento actual de los habitantes de la Franja de Ponent, empleaban el catalán en casa y el español en el trabajo y relaciones sociales de importancia.







Pero el orgullo de la riqueza acabó con este equilibrio, el movimiento culturalista de reivindicación de la lengua fue anterior al catalanismo político y se llamó Renaixença.
















El catalán es una lengua de tipo provenzal, del mismo grupo que el Lemosín, la langue d'oc, el occitano, el gascón, el valenciano y el balear entre otras. Todas esas lenguas son dialectos, muchos de ellos en trance de desaparecer, pero las tres de España gozan de excelente salud por el empuje económico de las regiones respectivas y por el empuje inicial de la Renaixença, así como por las políticas de protección. Hoy día se pueden considerar dialectos del idioma normalizado catalán.

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