Lo que se autodenomina izquierda continúa utilizando el franquismo como arma de confrontación política; Garzón, el juez acusado de prevaricación que va a ser juzgado por no haber respetado el privilegio abogado cliente en el caso Gürtel y por no haber respetado la competencia de los tribunales superiores de justicia de las CCAA en el caso de las desapariciones del franquismo, entra en escena y acusa a la sociedad española de ser "franquista".
Garzón: "El franquismo en España todavía está vivo". El magistrado ve "complicado" que otro juez investigue los crímenes de la dictadura franquista y defiende que hizo "lo que tenía que hacer".
El franquismo es el pensamiento político particular de Franco, cuya expresión más pedestre es la famosa máxima: "haga como yo, no se meta en política"; es decir, simplicidad, ideas comunes a cualquier hombre conservador de su tiempo. Sus maneras de hacer política estaban organizadas por un amplio aparato político y tecnocrático, que actuaba bajo criterios políticos o económicos muchas veces al margen de Franco que reconocía su ignorancia.
El aparato institucional del franquismo, sus leyes fundamentales, están derogadas por la Ley de Reforma Política de 1976; y ésta misma y las otras, por si acaso, lo están en la disposición derogatoria de la CE de 1978. La acción política de Franco era excepcional a su propio régimen, de manera que sólo cuando murió entraron en vigor las disposiciones de su régimen en toda su extensión. En cuanto a las masas de admiradores suyos, los que combatieron en su ejército, o están muertos o completamente fuera de órbita.
El franquismo es pues una parte de la historia de España que es conveniente estudiar y asumir, como todas las que han dado lugar a nuestra realidad actual.
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