2 dic 2011

La corrección política

Estamos asistiendo a la extensión exacerbada de los términos eufemísticos, políticamente correctos. En el pasado, también era corriente utilizar términos indirectos para señalar cosas desagradables, pero fue Gramsci quien teorizó sobre el control del lenguaje y la cultura para hacer la revolución; hoy en día se utilizan para fabricar la gilipollez.






















Periódicamente voy a exponer algunos de ellos, sobre todo los que están de moda hoy en día, pero sin perder de vista los del pasado reciente como la discriminación positiva en la época del Presidente Johnson en los USA.
























Si os fijáis en los bares, restaurantes, chiringuitos y pubs cuando tú pides lo que quieres tomar los camareros, perdón "los empleados de hostelería", lo llaman la comanda. ¿Qué querrá decir eso? Pues muy sencillo, la palabra orden que es lo que hay que decir en román paladino suena demasiado "facha", ¿no? Es muy militarista, de la época en la que el ejército no era una ONG pacifista. No, lo llamaremos comanda como en francés commande o en inglés command que, no se lo digáis a nadie, quiere decir orden.
























Otra palabra bendecida es la de emprendedor. Ésta sustituye a la palabra empresario; como todos sabemos un empresario es un individuo más bien mal encarado, de mediana edad y un poco fondón, siempre con un puro en la boca, que con su dinero o con créditos monta una empresa con ánimo de ganar dinero, que disfruta explotando a la gente y de vez en cuando echándola del trabajo y enviándola al paro.








Sin embargo, un emprendedor es alguien que ha tenido una idea ("bombilla") que le va a permitir, financiándose fundamentalmente con subvenciones administrativas, crear al menos un puesto de trabajo, el suyo, y a ser posible más, y que lo hace porque le gusta ver felices a los demás.










En la época de la transición, los que se autodenominaban izquierdistas no podían, debido a algún defecto intrínseco, utilizar la palabra que representa a nuestro país, es decir España, sino que utilizaban la palabra Estado español de manera que si hablaban de la selección de balonmano del Estado español parecía que hablaban de un combinado de funcionarios.






















Cuando Felipe González decidió desdecirse del "OTAN de entrada no" rápidamente todos empezaron a hablar de "Alianza Atlántica" o "NATO" como si no fuese lo mismo.







Hoy día, se habla de política de "género" para sustituir la palabra "sexual" que suena muy fuerte, de manera que parece una conversación entre gramáticos.







Más adelante continuaré, en otras entradas, hablando de este curioso fenómeno digno de la estupidez de los tiempos actuales.









¡Cómo los odio!

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