En el momento de la presidencia española de la UE, y a la sazón última presidencia española por aplicación de los acuerdos de Lisboa, la entonces secretaria de organización del PSOE Leire Pajín habló de una confluencia estelar extraordinaria; la coincidencia de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente de turno en la UE y la presencia de Obama como presidente americano. Dicho esto en un periodo de profunda crisis económica mundial, particularmente intensa en España, y de profunda crisis existencial en Occidente y España parece un sarcasmo.
La confluencia de estos acontecimientos, estos líderes y el momento histórico más bien parece otra cosa. Qué decir de una situación en la que la UE se debate entre el hundimiento del euro, el hundimiento de las economías de sus miembros, sobre todo de algunos; qué decir de unos USA sujetos al reto de mantener el superpoder monopolar, heredado de la guerra fría, con países emergentes y retadores como Rusia, China, la India, Brasil, Indonesia o Turquía. Occidente se enfrenta al reto nuclear y agresivo de Irán y Corea del Norte; USA se debate en dos guerras, como son Iraq y Afganistán, sin saber si quedarse, irse o incrementar su intervención.
El dólar no parece en mejor estado que el euro, con unas políticas de endeudamiento expansivo que no terminan de sacar a USA de la crisis.
El empuje de poderes ocultos nos avasalla con las armas silenciosas para guerras tranquilas, y no nos queda sino refugiarnos en nuestra propia insignificancia.
La UE debe remitirse a lo que ha sido, es decir a un mercado común y nada más; debemos realizar esfuerzos para gastar lo que tenemos, facilitar el crédito a las empresas y favorecer a la familia y la demografía; hay que combatir por nuestras raíces culturales, si no lo hacemos vendrán fuerzas políticas que impondrán regímenes draconianos, pues las sociedades en riesgo y con miedo suelen reaccionar así.
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