Durante los años 60 del siglo XX, el profesor de la Universidad de Toronto Marshall McLuhan escribió una serie de obras que son el producto de su trabajo, una nueva concepción del hombre y la historia sobre la base de la influencia de los sentidos. Su trabajo se fundamenta en ideas anteriores y después fue continuado por otros, pero él tuvo la habilidad de que sus ideas fuesen conocidas en toda la sociedad.
La ampliación, por parte del hombre, de uno u otro de sus órganos sensoriales determina inequívocamente su forma de vivir y de pensar. Así el desarrollo humano no ha sido marcado tanto por las revoluciones científicas, sociales o tecnológicas como por la ruptura de la proporción entre los sentidos.
McLuhan decía que su obra era una aproximación de campo en forma de mosaico, para estudiar cómo los medios reorganizan la percepción del mundo. Buenos ejemplos son: "El Medio es el Mensaje", "Un Inventario de Efectos" y "La Galaxia Gutenberg", en los que el canadiense pone de manifiesto cómo los libros operan como medios, es decir cómo alteran la percepción con su irrupción social.
A pesar de que consideraba que la electrónica tiende a descartar en los medios de comunicación la palabra escrita, McLuhan escogió el libro, los periódicos y revistas para transmitir su mensaje, y consiguió así convertirse en un oráculo de la era de la comunicación afirmando que la única forma de controlar a los medios de comunicación es mediante la comprensión pública de sus efectos.
Consideraba McLuhan que el cambio tecnológico no es inevitable si entendemos sus componentes y sabemos cómo contenerlo, y hasta apagarlo, para protegemos de él cuando sea necesario.
Es interesante la perspectiva de McLuhan para encontrar la explicación de la inhabilidad de ciertos pueblos para responder a nuestros tests, pruebas de conocimiento, de manera que la mediación cultural tendría un efecto mucho mayor que lo pensado y más difícil de superar.
Esto mismo puede ser lo que ocurre en relación con las dificultades de interfaz entre hombres y mujeres.
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