5 nov 2010

El Conde de Aranda












D. Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea, X conde de Aranda, nació en su castillo de Siétamo (Huesca) el 1-VIII-1719 y se graduó en la Universidad Sertoriana de Huesca, en cuyo paraninfo ocuparía lugar de honor su retrato.




























A lo largo de su vida se cuenta con el servicio a cuatro reyes: Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV, resulta difícil establecer una escala de valores que dé la medida exacta de este aragonés dos veces grande de España de 1ª clase, que llegó a ser el capitán general más joven de Carlos III y que alcanzó, entre otras metas, la de embajador en Portugal (1755-56), director general de Artillería e Ingenieros (1756-58), embajador en Polonia (1760-62), general jefe del ejército invasor de Portugal (1762-63), presidente del Alto Tribunal Militar que juzgó a los oficiales que perdieron La Habana, conquistada por los ingleses (1764-65), capitán general, presidente de la Audiencia y virrey de Valencia (1765-66), presidente del Consejo de Castilla y capitán general del mismo reino (1766-1773), embajador y ministro plenipotenciario de España en París (1773-1787) y, finalmente, secretario interino de Estado o primer ministro de Carlos IV (1792), para luego seguir como decano del Consejo de Estado (1793-94).




















De su preocupación americanista, para conservar las posesiones españolas de ultramar, hay testimonios que dejan constancia de que ésta era una idea obsesiva en Aranda, la cual le llevó a proponer una serie de soluciones que no fueron atendidas, a pesar de que la historia acabaría dándole la razón en lo que maravilla su profética visión del futuro.








Entre las soluciones destaca la de conceder la independencia de los virreinatos, otorgando la corona de estos a infantes de España, había muchos, de manera que inventó la Commonwealth antes que los ingleses.



















De la vinculación del conde de Aranda a Aragón quedan pruebas fehacientes a través del célebre "Partido Aragonés" o de la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, donde manifestó su especial interés por las obras de Aragón, como la construcción del Canal Imperial de Aragón, o sus proyectos por hacer navegable el Ebro, o simplemente sus esfuerzos por paliar "tantos daños y abandonos que de siglos tienen aniquilado el Reino de Aragón".

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