5 nov 2010

Incompetencia política de los españoles

Decía el poeta español Luis Cernuda aquello de que los españoles creen que la política no les afecta, que es algo así como el fútbol; frente a eso los franceses tienen la habilidad de hacer un cálculo político exhaustivo, como por ejemplo en la ocupación militar de Francia por Alemania en la II Guerra Mundial, donde nos han vendido una inexistente resistencia, cuando ellos vivieron tan ricamente como colaboracionistas, siendo los exiliados rojos españoles y los franceses libres del exterior los que realizaron la oposición.









Recordemos la obra de Luís Cernuda: "Recuérdalo Tú y Recuérdalo a Otros." Qué importante es la memoria histórica, educarnos en aquello que nos precede, documentarnos sobre nuestro pasado para distinguir en el presente, no vivir con sentimientos únicamente sino unir los sentimientos al conocimiento de la Historia, aproximarnos a la verdad. De ahí que el "ya no interesa a nadie" de Martín de Riquer se parezca a la maniobra del calamar cuando se ve en peligro de ser pescado, expulsar un chorro de tinta que oscurezca la visión de los demás.






Si sus palabras son nuestra despersonalización histórica, las de Luis Cernuda: "recuérdalo tú y recuérdalo a otros" son de reconocimiento, de volver a conocer, son palabras que indican la importancia que tiene disponer de una explicación.
















Vivimos en la inmediata exaltación de los sentimientos primarios que ocultan bajo cortinas de humo los problemas de España y de los españoles; ese es el caso de la petición parlamentaria por parte del PNV de selecciones vascas, lo que le ha permitido ocultar su papel en la aprobación de los presupuestos zapateriles y permite de paso a Rubalcaba mostrarse patriota negando una petición de imposible cumplimiento.















Sometidos tristemente al feudalismo partitocrático, con políticos cortoplacistas, excelentes a la hora de ganar elecciones, imposibilitados para gobernar por sus ataduras clientelares, asistimos impávidos a la apropiación del espacio cívico por los partidos políticos.













Las reacciones que poco a poco se van suscitando, como la rebelión cívica, ponen de manifiesto que cuando hay reacción es posible parar a los políticos y que éstos harán cualquier cosa por desactivar la sociedad. Por otro lado, los partidos gozan de masas de incondicionales dispuestos a votarles aunque se descubra que son la más absoluta mafia.









Nuestros politicastros consideran que ya piensan ellos por los ciudadanos y que éstos no deben inmiscuirse en su labor habitual. Este proceder supone una tiranía encubierta porque limita la libertad de las personas a ejercer acción política más allá del voto cada cuatro años.

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